Un sorprendente y oscuro thriller: El último caso de William Parker
Extraordinario debut literario de Alexandre Escrivà, joven escritor de 27 años, con una novela que mantendrá en tensión a los lectores
Ambientado en California, con la trama principal en San Francisco, la historia arranca en un callejón, donde aparece la cabeza cortada de una joven. William Parker es uno de los protagonistas. Un inspector de policía que se encuentra en excedencia tras un suceso que le llevó a dejar el cuerpo por un año.
Un experiodista Fernando Fons, que trabaja en una cafetería, también se pondrá a investigar el llamativo asesinato. Los dos, por separado, intentarán encontrar la verdad de un secreto que muchos intentan que no salga a la luz.
Estos son los ingredientes principales del exitoso estreno en la novela de Alexandre Escrivà, un joven escritor valenciano que ha demostrado en El último caso de William Parker (Alfaguara) manejar a la perfección los hilos de un thriller que mantiene la intensidad hasta el final.
Comparados con autores ya consagrados como Joël Dicker y Javier Castillo, Escrivà aprueba con nota en su primera aventura literaria al firmar una novela entretenida, con un buen ritmo y unos personajes de los que soportan el peso de la historia. Con un argumento sin fisuras, los giros que va dando son un plus para que el lector no pierda la tensión hasta el final.
Así comienza...
El sol aún no ha salido. Una densa niebla Tule con tintes blanquecinos se arrastra lentamente por las calles de la ciudad haciendo que la visibilidad sea casi nula. El silencio reina a lo largo de las largas avenidas, solo se percibe el rumor de las olas de la bahía a lo lejos. El olor a café y pan recién hecho empieza a abrirse paso entre la humedad. Hace frío. La Navidad se acerca y se nota en los huesos.
Un hombre alto, con una mochila a hombres y vestido con un traje de chaqueta azul marino, se dirige al trabajo escuchando Don't Stop Me Now de Queen por los AirPods. A pesar de no ver a más de dos metros de distancia, camina cabizbajo revisando las tendencias de Twitter en su iPhone: nada que le interese en realidad. De pronto tropieza torpemente con algo, está a punto de caerse, pero, cuando recobra el equilibrio y baja la mirada no encuentra nada a su alrededor. «Qué extraño», piensa.