Un apasionante viaje por Cuba, España, Indonesia, Japón y Suecia junto a Anais Abakoni
'Historias en guagua', una colección de quince historias que cuestionarán nuestras suposiciones sobre identidad y migración, amor y soledad, desigualdad social y libertad
¿Cuándo fue la última vez que prestaste atención a lo que ocurría a tu alrededor en el autobús, el metro o cualquier otro transporte público? La verdad es que hacemos los trayectos ensimismados, pero eso está a punto de cambiar para ti.
El cambio empieza con este libro: Historias en guagua, una colección de cuentos que te acerca a peculiares pasajeros cuyas vidas se transforman en el transporte público. Quince historias que cuestionarán tus suposiciones sobre identidad y migración, amor y soledad, desigualdad social y libertad.
Prepárate para encuentros con lo desconocido ya sea en Cuba, España, Indonesia, Japón o Suecia. Cada trayecto será una excavación radical en ti, de tal forma que no volverás a subirte a un transporte público sin pensar en Historias en guagua.
Este es el primer libro de Anais Abakoni, periodista que escribe desde una isla diminuta en el archipiélago de Estocolmo.
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Las apasionantes aventuras de 'Historias en guagua'
Y Cami… entró en el metrobús —o camello o camión transformado— que usaban en Cuba como medio de transporte en los años noventa. Así empieza el primero de los once relatos de este libro. Viajas por la isla caribeña, luego por España, Indonesia, Japón y Suecia. Vas subiendo y bajando de autobuses, vagones de metro, tren, barcos siempre en busca de una felicidad que te esquiva.
En estos delicados cuentos, cargados de simbolismos, conocí a Rubén, carterista que cada día promete que dejará el oficio, pero sucumbe por falta de voluntad. Él es otro cubano náufrago en una isla que constriñe sus sueños.
También estuve en un autobús en Madrid, sentado junto a Ismael, un joven universitario que observaba la nuca de una desconocida y se enamoró de esa porción del cuerpo, a tal punto que cambió su destino. Un exquisito ejemplo del encanto y la sublimación del detalle en las almas desconocidas que a veces nos subyuga.
Caminé por los basureros de Suwung en Bali siguiendo las huellas de la escritora Anna. Como ella, conversé con la pequeña Linda rodeada de una veintena de perros y bulldozers excavando en detritus. Como Anna me hice mil preguntas sobre el exterminio de los Orang Rimba en Sumatra y acaricié con horror los brazos quemados de la aborigen Rokima.
Los cuentos de Anais Abakoni se leen fácilmente, son intensos en la emoción y al mismo tiempo refrescantes
Sobre 'Historias en guagua'Fui testigo de la persecución entre Akane y Sadashi en la estación de metro Azabu-Juban, en Tokio. Casi las pierdo de vista en una marea de japoneses elegantemente vestidos. Ambas chicas corrían y cargaban en sus espaldas el pasado común y las discordias de la infancia. Me asomé a los traumas que les impide ser felices.
Salté al fondo del Báltico sin dudar un instante para rescatar a Petter en su trayecto a Yxlan. Y casi me entro a puñetazos con la Muerte, con las influencias de Ingmar Bergman, con los 17 grados bajo cero, con el gris oscuro del cielo, la nieve purísima y todos los espíritus del desconsuelo que rondan los cuentos de Suecia.
Leí los once relatos de cada país y terminé con la sensación de que había realizado un largo viaje. Más hacia adentro de mí que hacia afuera.
Los cuentos de Anais Abakoni se leen fácilmente, son intensos en la emoción y al mismo tiempo refrescantes. Cada historia abre resonancias hacia mis recuerdos, hacia las sensaciones inconfesables que alguna vez viví en transportes públicos: esos espacios reducidos, impersonales y casi íntimos, donde los otros y las otras penetran en nuestro círculo próximo y estamos piel con piel. Compartimos el mismo aire. Intercambiamos miradas, evaluamos, juzgamos y analizamos. Por un instante, en cada trayecto nos encontramos y de esa experiencia surgen historias de ficción como estas, más reales que la realidad.