Los sueños extraviados se encuentran en 'Objetos perdidos'
Helen Paris es la autora de una novela que trata temas como el duelo, el suicidio, la depresión o las complicadas relaciones familiares
Dot es una mujer maravillosa que trabaja en la oficina de objetos perdidos del metro de Londres. Allí custodia las miles de cosas que la gente pierde y deja olvidado mientras marcha de un lugar para otro. Ella es la protagonista de Objetos perdidos (Maeva), una novela de Helen Paris sobre la oficina de los sueños extraviados.
Nos encontramos con un libro sobre las pérdidas, que, por supuesto, va más allá de aquello material que podemos perder alguna vez. La autora presenta un texto lleno de emociones, con personajes muy definidos y que nos aportan empatía. Las dolorosas pérdidas personales son las que aparecen entre objetos perdidos en esta novela de lectura ágil. El sentimiento de culpa está muy presente en varias fases de una buena novela en la que no falta el humor, repartido en dosis bien controladas.
Me acuerdo de los ratos que mamá y yo compartíamos aquí, el hogar que creamos juntas durante un breve período. Cierro los ojos y recuerdo su voz, sincera y firme. Y, en lo más hondo de mí, siento agitarse algo que, si no es exactamente felicidad, sí es al menos esperanza. Y a esa esperanza la acompaña la fuerza
Objetos perdidosTambién hay algunos pasajes que resultan realmente conmovedores, de esos que te aprietan fuertemente el alma. El libro podría dividirse claramente en dos partes. Una primera más amable y entretenida. La otra, el tramo final, con momentos más tristes.
Temas como el duelo, el suicidio, la depresión o las complicadas relaciones familiares forman parte de una historia que Helen ha manejado con total sensibilidad. Una novela motivacional que nos invita a que iniciemos nuestra búsqueda interior.
La sinopsis
Quien no busca nada, no encuentra nada. Desde que su vida cambió de la noche a la mañana, Dot Watson se ha apartado del mundo. Pasa los días encerrada, trabajando en la oficina de objetos perdidos del metro de Londres. Allí se dedica en cuerpo y alma a su labor de guardiana de objetos extraviados, y su mayor alegría es poder devolver alguno a su dueño. Y es que detrás de su fachada espinosa late un corazón muy grande. Contra todo pronóstico, también logra encontrar algo que no esperaba: a sí misma y su vida real.