La frontera entre realidad y fantasía se dan la mano en Fulgor, de Alma Mancilla
La salud mental, la feminidad o la tradición son algunos de los temas abordados en esta novela breve
Eva, una estudiante de antropología, se adentra en uno de esos pueblos extraños que parecen sacados de una película de terror. Viaja con el camino de hacer una investigación sobre las costumbres y las gentes de esa región de su país. La frontera entre realidad y fantasía se mezclan en una historia que aborda temas como la salud mental, la feminidad o la tradición.
Fulgor (Salto de Página) es el título de esta novela que lleva la firma de Alma Mancilla, una autora mexicana que ha conseguido, entre otros galardones, el Premio Internacional de Narrativa Ignacio Manuel Altamirano (2015 y 2020).
Eva, la protagonista de la historia, se recluye en una cabaña para tratar de huir, o tal vez para reencontrarse, con sus fantasmas personales. La maternidad frustrada es el tema estrella de esta novela que gana en horror en los metros finales. Todo va girando sobre un aborto traumático. Carente de diálogos directos, la trama va avanzando de manera pausada, sin prisas, con buena letra.
Así comienza...
El brillo por todas partes. Blanco arriba, luminosidad de hueso. Claridad de pedernal. Desde el espacio donde hemos estacionado el coche veo la cabaña del vigilante, que parece tallada en la falda del cerro, pegada a él como una escrófula o una costra de cal. Está envuelta en una especie de verdor terrible, casi una bruma; el sol es de una blancura que me provoca ardor en los ojos y me obliga a no mirar.
La sinopsis
Eva, una joven estudiante de antropología, llega a una cabaña cochambrosa en un paraje campestre con el propósito de llevar a cabo un trabajo de campo en una de las comunidades de la zona mientras intenta recuperarse del trauma de un reciente aborto.
Desde sus primeras incursiones en el bosque, Eva se topa con un grupo de mujeres vestidas de blanco del que nadie en el pueblo parece tener constancia, así como un par de lechuzas que rondan insistentemente por su cabaña cuando cae la noche. La apatía por su estudio comienza a ser diametralmente opuesta al interés creciente que le suscitan las misteriosas mujeres cuando descubre el caserío abandonado donde parecen habitar junto con un enigmático muchacho albino, un lugar que en Eva comienza a generar una extraña atracción.
El estado psicológico de la joven comenzará a ser cada vez más dudoso a medida que los eventos inexplicables se suceden, y el límite entre fantasía y realidad terminará siendo casi imposible de trazar.