La memoria del alambre, nostalgia, adolescencia y misterio en la ruta del bakalao
Bárbara Blasco nos lleva a la década de los ocho en una novela de supervivencia y muerte, de inocencia y madurez
Descubrimos a Bárbara Blasco en Dicen los síntomas y ahora la hemos vuelto a disfrutar en La memoria del alambre (Tusquets), una novela con una nostalgia controlada que nos devolverá a la ruta del bakalao para revivir los años 80.
Con una prosa ágil, directa y entretenida, la autora consigue encontrar el equilibro necesario en toda historia. Una amplía selección de temas musicales aparecen como banda sonora de fondo en un escenario donde el sexo, las drogas y el alcohol comparten colchón y generación.
Un retrato, sin caer en la zozobra, de una época, de una adolescencia y juventud diferente a la de ahora. La narradora y protagonista recibe la carta de la madre de la que fue su mejor amiga, que murió 25 años atrás arrollada por un tren. El dolor y las miserias de una época salen a flote en una novela fluida que cuenta con una trama bien construida.
Estructura en capítulos cortos y ambientada en Valencia, no se trata de una novela más sobre la década de los 80. Nos encontramos con un viaje por la España más olvidada junto a una narradora que mantiene el misterio sobre la trágica muerte de Carla.
Contada con valentía, la protagonista nos presenta aspectos turbadores de su vida y evoca su amistad con una chica que le permitió cruzar muchas fronteras. Una historia de supervivencia y muerte, de inocencia y madurez en esa etapa adolescente que marca nuestras vidas.