El sexo y las máquinas: los robots sexuales ya están aquí
Un interesante ensayo sobre las nuevas relaciones sexuales que pueden surgir entre humanos y androides
Hace no mucho tiempo nos parecía ciencia ficción, pero ya están aquí. Los robots sexuales han llegado para quedarse. En nada tendremos sexo con androides y esto conllevará una serie de cuestiones morales y legales que son analizadas en Sex Robot (Biblioteca Nueva), un ensayo sobre esas nuevas relaciones sociales que se van a crear con las máquinas.
Maurizio Balistreri es el autor de un libro que plantea numerosas cuestiones y deja la puerta abierta a infinidad de reflexiones. Como el autor indica en la introducción, "los robots sexuales son un objeto destinado al placer sexual y sirven sobre todo como instrumento autoerótico o de masturbación. Ahora bien, ¿darse placer a uno mismo, a veces con el apoyo de un artefacto, puede considerarse sexo? Ahí dejamos la pregunta.
Y otra cuestión más que plantea este interesante ensayo. ¿Podremos llegar a enamorarnos de un robot? Los modelos que existen actualmente son poco sofisticados, pero en breve tiempo se aventura que los androides serán prácticamente copias de los humanos. Y más preguntas. ¿Estaría mal acostarse con un robot? ¿Se puede considerar una infidelidad?
"La adquisición de un robot sexual no sería necesariamente síntoma de un carácter moralmente inadecuado: una persona virtuosa, con un carácter moralmente ejemplar, una buena persona si usamos el lenguaje común, podría también optar por comprarse uno", señala Balistreri.
Entre los dilemas éticos también hay una cuestión preocupante, el de la violencia contra las mujeres. "Los robots del sexo tendrían en las mujeres las mismas consecuencias que la pornografía: favorece la violencia contra las mujeres 'poniéndolas en escena' como personas que sueñan con ser violadas y que disfrutan cuando sufren violencia".
En estos tiempos de tanto apego a la realidad virtual, de intoxicación tecnológica, libros como Sex Robot aportan planteamientos interesantes y, lejos de lo que pueda parecer, nada futuristas. ¿Tendrías sexo con una máquina?