Siete libros para lectores que buscan lecturas diferentes

Nos encanta disfrutar de los libros. Nos apasiona leer. Nos gusta viajar con la imaginación por esas aventuras mágicas de la literatura. En esta ocasión nos vamos a perder por siete libros, por siete recomendaciones que van a gustar a aquellos lectores a los que les gusta salir del guion establecido y buscan descubrir lecturas diferentes. 

Javier Delgado (Tenerife, 1972) es el autor de Tranvía de pasajeros sin figura, un libro editado por Adeshoras. Se trata de su segunda novela tras Mundo volátil. No es una novela de fácil lectura, pero eso no quiere decir que sea pesada o aburrida. Simplemente, hay que dedicarle la atención necesaria que requieren este tipo de textos. 

"¿De verdad quieres escribir...? Pasó algún tiempo. Al fin se atrevió a concluir. ¿De verdad vas a escribir ese libro? Carles se refería al que, si el plan ha salido como habíamos previsto, estarás leyendo ahora. Tal vez lo estén haciendo mis lectores más irreductibles. Igual alguno se mantiene a la espera, a la vuelta de cada página, de que el comisario Sánchez, mi comisario Sánchez, asome la nariz. Tal vez... No me entiendas mal... Solo digo que tal vez tus lectores te agradecerían más otra entrega más del comisario Sánchez o una de aquel espía...". Así comienza Tranvía de pasajeros sin figura. 

Muchos de los textos están impregnados de un humor con una buena dosis de ironía, también nos encontramos con otros que están muy próximos a la poesía y algunos que caminan por el lado de lo trágico. Hasta lo erótico tiene lugar en este pequeño universo de palabras que retratan situaciones e historias cerradas. Sin un estilo definido, con variedad total en la escritura, la muerte es otra de las protagonistas de los temas que se concentran en Micropsias. 

"Los ojos se le achicaron hasta quedarse del tamaño de las diminutas perlitas que adornaron las sortijas de los gnomos. Para compensar, el cielo de la boca se elevó y envalentonado, quiso dar cabida a todas las cervezas de Agaete". 

Como queda reflejado en el prólogo, El camino a Rainy Mountain es la historia de una idea, la idea que "el hombre se ha hecho de sí mismo, y su existencia es antigua y esencial en la lengua". Un viaje evocador que se centra en el paisaje, el tiempo que ya no volverá y la condición del espíritu humano. "Aunque mi abuela vivió toda su larga vida a la sombra de Rainy Mountain, el inmenso panorama del interior continental yacía en su sangre como un recuerdo". 

La sinopsis destaca que la obra recuerda el viaje de Tai-me, el ídolo sagrado de la danza del sol, y de la gente de Tai-me en tres voces únicas: la legendaria, la histórica y la contemporánea.

Con una mezcla de estilos a la hora de encontrarse con la escritura, con diferentes temas como elementos para desarrollar la fuerza narrativa, que en ocasiones se acerca a la prosa poética, el autor se muestra ágil en esta selección de retratos que juegan con el lenguaje y la vida. Relatos donde no falta el amor, que nos muestran la soledad, que se acercan a la nostalgia, que recorren historias surrealistas y que se acercan a momentos de superación y resistencia. 

"Hay que elegir y desechar. Y sobre lo elegido, desechar de nuevo. Hasta que solo quede aquello que ha de perdurar. Aquello que nos transciende, que nos sobrepasa. Aquello que tiene un valor por sí mismo. Si no lo hacemos, tened por seguro que nos lo harán. Y más bien peor que mejor. Hay que aligerar para dar paz y sosiego a nuestra alma. Para facilitarle el tránsito". 

Y aquí un pequeño fragmento de La Navidad de los lobos. "Unas horas después le envié un mensaje a mi madre preguntándole cómo había sido lo de Mellos, si estaba sola en el momento de su muerte, le pregunté también cómo había ido todo con el velatorio. Me respondió de manera escueta que apenas tenía información y que, por su parte, no tenía nada que vilar ni nadie a quien dar el pésame". 

"Baboucar encabeza la fila. Inmediatamente después de él iba Yaya y, unos metros más atrás, los otros cuatro: Robert, Ousman y los dos Mohameds. Junto a ellos se sucedían las fábricas y los girasoles, luego llegaban los huertos y las primeras casas del pueblo. Los coches, que circulaban con rapidez ese mediodía, provocaban ráfagas de aire al pasar junto a ellos. Los chicos vestían ropa limpia, zapatillas deportivas de marca blanca, vaqueros claros y llevaban los teléfonos móviles en la mano", así comienza El viaje de Baobucar, obra ganadora del Premio de Literatura de la Unión Europea que ha sido editada por Ático de los Libros. 

Como indica la editora Ángeles Encinar, "en las cuatro nouvelles confluyen las experiencias de vencedores y vencidos, ingenuos y maliciosos, víctimas y verdugos, famosos y desconocidos, porque desde la urbe madrileña se proyectan reflexiones sobre un amplio período histórico. Los relatos nivelan las categorías del espacio y del tiempo".