El gran regreso de Nada es crucial
Nueva edición de la novela escrita por Pablo Gutiérrez hace diez años
Diez años después de su publicación y de ser galardonada con el XXI Edición del Premio Ojo Crítico de Narrativa de RNE, Nada es crucial ha vuelto a ser reeditada con acierto por La Navaja Suiza. El escritor Isaac Rosa firma el prólogo de la novela construida por Pablo Gutiérrez entre descampados y yonquis.
Una sociedad donde nada es culpa ni pecado
Un narrador muy peculiar que nos trata de niños, como si fuese un maestro leyendo un cuento, nos acerca a los dos mundos de los protagonistas: Magui y Lecu. La primera es una joven huérfana de padre y que casi no tiene figura materna, ya que ésta anda más preocupada de su nuevo novio que de otra cosa. Lecu, por su parte, es otro superviviente. Hijo de yonquis, es rescatado por dos señoras que comienzan a hablarle de Dios y sus poderes.
Nada es crucial es una novela descampada. O siguiendo el gusto del autor por los neologismos, es una novela descampado por su escritura, su despliegue lírico y la violencia de su voz
Isaac Rosa, escritorCon una mirada irónica y ácida, el autor nos lleva a los años ochenta para caminar por Ciudad Mediana entre vagos y maleantes en esta crítica social. Con un estilo muy particular, con gran fuerza narrativa, los hechos van sucediendo sin pausa y sin capítulos. Una historia que te atrapa y araña, que te golpea con su realidad, con esa poderosa escritura llena de lirismo. La heroína en los descampados, la secta de los Neocristianos, esa vida donde nada es culpa ni es pecado, donde nada (o todo) es crucial.
Así comienza Nada es crucial
Cada cosa en su sitio: la mesa bien ordenada, el cuaderno y el bolígrafo, el bramido del mundo en los márgenes de este rectángulo con su aburrida repetición de atracción de feria. Es verano, la vieja abre las ventanas y la siemprencendida atruena en el patio de luces. Toda esa angustia de su pequeña casa —las horas largas, el teléfono mudo, el pelo sucio— se filtra y rezuma, calcifica dentro de mí, se agrega a la lista de filfas y obligaciones que a diario me persiguen y no me dejarán en paz hasta que decida mandarlas al cuerno y convertirme en eremita y cultivar tomates y criar gallinas y prescindir de casi todo como por ejemplo el papel higiénico la espuma de afeitar la sintaxis