El consultorio de Elena Francis
Una radiografía de la España del franquismo a través de las cartas que escribían a un espacio radiofónico que todavía sigue en el recuerdo de miles de mujeres
"El consultorio radiofónico de Elena Francis forma parte de la cultura sentimental de varias generaciones de españoles". Así lo indican Armand Balsebre y Rosario Fontova en el prólogo de Las cartas de Elena Francis. Una educación sentimental bajo el franquismo (Cátedra). Un libro que, sin lugar a dudas, tiene que formar para de nuestro especial sobre libros de generaciones pasadas.
La repercusión social del consultorio en la España del franquismo trascendió -como se apunta también en el prólogo por parte de los autores- "la emisión radiofónica articulando un aparato propagandístico en torno al personaje de ficción de Elena Francis, el seudónimo bajo el que un reducido grupo de personajes, mujeres casi siempre, brindaban solución a múltiples problemas de la vida cotidiana y ofrecían guía y consuelo a millones de mujeres en busca de la felicidad".
Más de un millón de cartas fueron encontradas en 2005 abandonadas en un almacén de la población barcelonesa de Cornellà
Las cartas de Elena FrancisEl libro es un trabajo de documentación de más de tres años en el que se analiza, a través de la cartas encontradas que se enviaban al consultorio, la vida familiar, el ocio, la educación, la cultura y las costumbre de la España de las décadas que estuvo el espacio radiofónico en antena.
Aunque, como bien se apunta en el libro, han pasado ya más de 30 años de la última emisión, el consultorio radiofónico de este personaje de ficción todavía permanece en la mente de miles de mujeres que escribían contando sus problemas y en busca de respuestas.
Entre 1950 y 1984
La Cadena SER, la COPE, Radio Peninsular, Radio Intercontinental y Radiocadena Española acogieron durante casi 34 años la emisión del consultorio radiofónico de Elena Francis.
La primera Elena Francis
Ángela Castells fue la primera guionista del espacio y siguió las coordenadas ideológicas de la Sección Femenina de Falange y los postulados religiosos y morales de la jerarquía eclesiástica y de Acción Católica.
Una obra, perfectamente documentada, que pone en valor ese medio de comunicación ya perdido prácticamente hoy en día como es la correspondencia a través de las cartas. Aunque inicialmente se consideró un espacio de relleno que tenía la intención de promocionar una firma comercial de cosmética, al final acabó convirtiéndose en una emisión que tenía una gran influencia y que se empleó con la misión de "evangelizar, catequizar y reeducar a la mujer tras los excesos libertinos de la República y prepararla para su misión trascendental en la vida: esposa y madre".
Ante situaciones de machismo, Elena Francis respondía con frases como "estamos en esta vida para sufrir", "cada uno lleva su cruz", "El matrimonio es un lazo de unión tan grande que es imposible romperlo", o "resignación, hija mía". A la violencia se le restaba importancia al mismo tiempo que se adoctrinaba desde un punto de vista religioso.
Cómo debía comportarse y vestir una mujer eran temas que las guionistas también utilizaban para dar consejos que reflejaban claramente el machismo existente en la época. Una radiografía de la época que analiza el consultorio como fenómeno de comunicación, que retrata la sociedad patriarcal y que dibuja el potente altavoz ideológico en el que se convirtió Elena Francis.