Vidas samuráis o cómo convertir lo cotidiano en una maravillosa novela
Julia Sabina debuta con nota en el mundo literario con un brillante y entretenido relato generacional sobre los jóvenes que marchan a otros países en busca de nuevas oportunidades
Convertir lo cotidiano en una novela. Transformar lo trivial en una narración maravillosa. Eso es lo que consigue Julia Sabina en Vidas samuráis (Destino). Esta autora madrileña, doctora en Ciencias de la Comunicación y Estudios Cinematográficos, debuta con nota en el mundo literario con una historia universal, y habitual como es la fuga de jóvenes a otros países en busca de nuevas oportunidades, llena de luz, frescura y divertidas situaciones.
La búsqueda de un lugar en el mundo
Maribel es una joven que, tras haber terminado sus estudios en Madrid y después de haber sido dejada por su pareja, decide tomar tierra de por medio y marcharse a Lille para preparar una tesis doctoral basada en la Torre Eiffel. Esta búsqueda común de un lugar en el que encontrar una vida mejor la aprovecha Julia Sabina para construir un potente relato generacional y demostrar que no hace falta más acción que la propia vida para llegar con fuerza a los lectores.
En Vidas samuráis no nos encontraremos ni asesinatos, ni misterios por resolver, ni grandes ambientaciones, pero ni falta que hace para disfrutar de una novela que nos hará desconectar y recuperar el pulso de la lectura —nos atrapará de principio a fin y devoraremos las páginas— en estos tiempos tan complicados por la pandemia mundial.
Con un estilo muy personal, un lenguaje directo y unos diálogos ágiles, Julia Sabina hace que queramos mirar a través de las ventanas de los edificios de Lille para saber más sobre la vida de la gente en dicha localidad francesa. Sentiremos esas formas diferentes de amar y de construir nuevas amistades en otro país.
La filosofía de los samuraís
Imposible resulta no empatizar con la protagonista, una joven que lucha por tener su propio espacio en una ciudad desconocida al tiempo que da los primeros pasos en lo que quiere que sea su nueva vida. Las situaciones normales a las que se enfrentan los jóvenes universitarios —relaciones, estudios, amores, trabajos— son transformadas por la autora para sacar de su chistera la magia de novelar la vida.
Aunque el fracaso, las decepciones y las frustraciones están presentes a lo largo de la historia, la novela también es motivadora al mostrarnos que de los errores también se aprende y que no siempre los sueños que tenemos son los que nos pueden llegar a dar la felicidad (que se lo pregunten a Paula). La filosofía de los samuráis de aprender, luchar y viajar está muy presente en las páginas de una novela muy visual.
Con unos personajes secundarios —de la referida Paula a Guillaume pasando por madame Butin, Hubert, el fotógrafo de espaldas, el abogado parisino, madame Berlane o Alessio o Felipe— perfectamente perfilados, nos hará reír y nos emocionará. Todo un descubrimiento que nos ha dejado con muchas ganas de saber qué pasará con el giro final en la tesis de Maribel. Ojalá nos encontremos pronto con una segunda parte de esta historia o con una nueva novela de Julia Sabina.