El último secreto de Leonardo
Novela sobre la Sábana Santa escrita por David Zurdo y Ángel Gutiérrez
Un encargo de César Borgia al Divino Leonardo da Vinci es el punto de partida de El último secreto de Leonardo (Algaida), una novela de David Zurdo y Ángel Gutiérrez. La Sábana Santa es la gran protagonista de esta historia.
Los autores nos llevarán a los tiempos de Jesucristo para revivir sus últimos instantes. También acompañaremos a Da Vinci en su intento de duplicar el Santo Sudario. Y conoceremos en el Madrid actual a Enrique Castro, un investigador muy interesado en la Orden de los Templarios. Como amante de este período de la Edad Media, he disfrutado mucho con esa parte de la narración sobre las Cruzadas.
El cuerpo del galileo era muy pesado. No en vano, su altura y fortaleza lo distinguían de la mayor parte de los judíos e incluso de los invasores romanos, más robustos por lo general que los primeros
El último secreto de LeonardoLa Jerusalén de Cristo, la Constantinopla de las Cruzadas, la Florencia de Leonardo Da Vinci, el París de las luces o el Madrid actual son esos lugares que visitaremos y disfrutaremos con una novela llena de misterios y buenos momentos.
La sinopsis
Año 1502. Leonardo da Vinci está al servicio de los temibles Borgia. El papa Alejandro, guiado en la sombra por su despiadado hijo César, encarga al divino Leonardo una misión casi imposible: copiar la sábana santa, el sudario con que se amortajó a Jesús de Nazaret.
Una intriga, una traición, un crimen marcarán el camino de la sábana... Codiciada por emperadores, nobles y papas, recorrerá un peligroso camino desde Palestina hasta Constantinopla, y atravesará una Europa convulsa hasta llegar a la Francia de las cruzadas, donde un caballero de la orden del Temple jurará protegerla con su vida.
Mucho más tarde, a finales del siglo XIX, un pescador descubrirá en el Sena un misterioso medallón templario que acabará en manos de un profesor de Ciencias de la Sorbona. Lo que ocurre después enlaza con el presente, con la aparición de un historiador que persigue la iluminación - y algo más- tras el enigma del misterioso sudario.
Así comienza...
El sol de la mañana hacía refulgir el agua ondulante de la fuente situada en el centro de la Piazza della Signoria, en Florencia; esa misma plaza que, algunos años atrás, había presenciado la quema en la hoguera del iluminado Savonarola, y que albergaría orgullosa, poco después, el colosal David de Miguel Ángel. Paseando en torno a la fuente, un hombre pulcra y elegantemente vestido, con una amplia túnica rosada, parecía estar absorto en sus pensamientos, ajeno al ajetreo de la plaza, al sonido de las ruedas de los carruajes en el adoquinado, a las voces de los mercaderes y las vendedoras, al trajín de los sirvientes del Palazzo Vecchio y de la Logia dell'Orcagna. Su porte era distinguido y la abundante barba plateada que ostentaba le confería venerabilidad, aumentada por la expresión de su rostro, de extraña hermosura, su mirada profunda y su caminar majestuoso.