Una reflexión fascinante sobre la memoria, el caos y la ironía en la narrativa de Margaret Atwood

Perdidas en el bosque, una narración que oscila entre el presente y el pasado que logra capturar la vulnerabilidad humana

Margaret Atwood, una de las voces más influyentes de la literatura contemporánea, ofrece en Perdidas en el bosque (Salamandra) una reflexión sobre la memoria, la supervivencia y la fragilidad humana. A través de una estructura fragmentaria y una narración que oscila entre el presente y el pasado, la autora construye un relato en el que la incertidumbre y la ironía se entrelazan con la cotidianidad de sus personajes.

El libro sigue a Nell y Tig, una pareja que, a lo largo de los años, ha compartido experiencias marcadas por la improvisación y la falta de preparación ante los peligros de la vida. Desde un simple curso de primeros auxilios hasta encuentros cercanos con la muerte, ambos personajes representan la tensión entre el deseo de control y la inevitabilidad del caos. La prosa de Atwood, precisa y mordaz, logra capturar la vulnerabilidad humana con una mirada que no carece de humor.

Uno de los aspectos más destacados de la obra es su exploración del tiempo y la memoria. Atwood juega con la percepción de los hechos, mostrando cómo los recuerdos se deforman, se embellecen o se vuelven inciertos con el paso de los años. A través de Nell, la narradora, se plantea una pregunta inquietante: ¿es preferible vivir en la seguridad de la ignorancia o enfrentarse a la cruda realidad de lo efímero?

La novela también aborda el contraste entre la modernidad y la nostalgia de un mundo menos interconectado. En una época en la que la tecnología ha reducido la incertidumbre a su mínima expresión, la narradora recuerda con cierta añoranza el tiempo en que las esperas y los misterios formaban parte del día a día. En este sentido, la obra sugiere que la hiperconectividad actual ha erosionado la capacidad de las personas para lidiar con lo desconocido.

En paralelo, Perdidas en el bosque  presenta una serie de anécdotas que oscilan entre lo absurdo y lo trágico, muchas de ellas protagonizadas por Tig, quien encarna una suerte de temeridad inconsciente. A través de sus experiencias, la autora pone en cuestión la idea de la invulnerabilidad masculina y la forma en que la sociedad ha construido narrativas de heroísmo y resistencia ante la adversidad.

Otro de los ejes temáticos de la obra es la inevitabilidad de la muerte. Atwood no la trata con solemnidad, sino con un humor oscuro que la convierte en un tema recurrente y casi cotidiano dentro del relato. La ironía con la que aborda la fragilidad humana recuerda a la tradición literaria de autores como Kurt Vonnegut o Samuel Beckett, en la que el absurdo se convierte en un medio para enfrentar lo inevitable.

El estilo de Atwood, preciso y carente de adornos innecesarios, contribuye a que el libro se lea con fluidez, pero sin perder profundidad. Su capacidad para alternar registros narrativos, pasando del tono reflexivo al cómico con gran naturalidad, refuerza la riqueza del texto y la complejidad de sus personajes.

Perdidas en el bosque   es una obra que, sin renunciar al ingenio característico de su autora, nos enfrenta a las contradicciones de la existencia. Con un equilibrio magistral entre la lucidez y la sátira, Atwood ofrece una meditación sobre la vida y la muerte, demostrando una vez más por qué sigue siendo una de las escritoras más relevantes de nuestro tiempo.

Por: J. Berto
Fecha: 08-03-2025