Un thriller con un ritmo trepidante: Si te digo mi nombre tendré que matarte

Los entresijos del poder, la corrupción y la obsesión por la verdad en un libro escrito por Iñaki C. Martínez y protagonizado por un periodista especializado en sucesos

Un libro que no nos va a dejar indiferentes. Iñaki C. Martínez ha dado vida a un thriller que explora los entresijos del poder, la corrupción y la obsesión con la verdad. Con una prosa ágil y una estructura fragmentaria que se mueve entre el pasado y el presente, Si te digo mi nombre tendré que matarte (Ediciones B) mantiene un ritmo trepidante que sumerge al lector en una atmósfera de tensión constante. La historia se desarrolla en un Madrid contemporáneo donde las ambiciones políticas y los intereses empresariales se entrelazan con un periodismo incisivo y personajes marcados por su ambición y sus secretos.

El protagonista, un periodista especializado en sucesos, se convierte en el hilo conductor de una trama que desafía los límites de la ética y la moral. Su obsesión por desentrañar la verdad lo lleva a enfrentarse a las cloacas del poder, donde las alianzas ocultas y las traiciones son moneda corriente. La caracterización de los personajes, desde magnates empresariales hasta líderes políticos y reporteros ambiciosos, ofrece un retrato mordaz de una sociedad en la que la información se convierte en un arma de doble filo.

Uno de los grandes aciertos de la novela es su capacidad para construir una intriga que no da respiro. Martínez recurre a un estilo narrativo cinematográfico, con escenas que se suceden rápidamente y diálogos afilados que refuerzan la tensión dramática. La intertextualidad con casos de corrupción y escándalos reales dota a la historia de un realismo inquietante, haciendo que el lector se cuestione hasta qué punto la ficción se distancia de la realidad.

El uso del punto de vista alterno entre distintos personajes permite conocer múltiples facetas de la historia, añadiendo capas de complejidad a la trama. La figura del protagonista, ambigua y llena de matices, se enfrenta a dilemas morales que lo llevan a cruzar líneas que nunca imaginó. Su evolución a lo largo del relato es uno de los aspectos más interesantes de la novela, ya que pone en juego la tensión entre la integridad profesional y la supervivencia personal.

El autor también juega con el concepto de la memoria y la percepción de la verdad, mostrando cómo las versiones de los hechos pueden distorsionarse según los intereses de quienes los narran. Este enfoque refuerza la sensación de incertidumbre y refuerza el carácter oscuro de la historia. La ambientación en una Madrid reconocible, pero a la vez ominosa contribuye a crear una sensación de claustrofobia y peligro constante.

El retrato del periodismo en la obra es otro de sus puntos fuertes. El autor muestra la precariedad del oficio, las presiones externas y la lucha por el sensacionalismo en un mercado mediático voraz. La protagonista del sector televisivo, Anabel González, encarna el lado más despiadado de la profesión, capaz de construir y destruir reputaciones con una sola emisión, lo que añade un elemento de crítica social a la novela.

¿Que no hice nada malo? Bueno, vamos a ver, por mi culpa murió una persona. ¿Que esa persona era un hombre que abusaba sexualmente de chavales? Sí, pero yo no lo sabía con seguridad

Si te digo mi nombre tendré que matarte

A medida que avanza la trama, el lector se adentra en un juego de espejos donde nada es lo que parece y cada personaje guarda una doble cara. El clímax de la historia es tan inesperado como contundente, llevando a una conclusión en la que la violencia, la ambición y la justicia se entremezclan de manera inquietante. La resolución no solo cierra la historia, sino que deja una reflexión sobre la impunidad y el precio de la verdad.

Una novela que destaca por su capacidad para atrapar al lector en una telaraña de conspiraciones y engaños. Iñaki C. Martínez firma un thriller vibrante que combina la crudeza de la realidad con la adrenalina de la ficción, dejando un poso de inquietud que resuena mucho después de haber cerrado el libro.

Por: Manuel Muñoz
Fecha: 04-03-2025