Una gran novela sobre la tragedia de Heysel
Laurent Mauvignier relata 'En la turba' la otra cara del fútbol tras uno de los capítulos más negros de su historia
Bruselas, 25 de mayo de 1985. Juventus y Liverpool van a disputar la final de la Copa de Europa en el Estadio de Heysel. Lo que debe ser una fiesta total del fútbol acaba en una auténtica tragedia con 39 personas muertas y más de 600 heridos. Y el partido, que nunca debería haberse jugado después de todo lo sucedido, acaba disputándose para añadir más despropósito a los tristes acontecimientos.
Aquellos hechos forman parte de En la turba (Nocturna Ediciones), una magnífica novela de Laurent Mauvignier que entra con nota en nuestro especial de libros relacionados con el deporte. Bien es cierto que el fútbol no es el protagonista principal de la historia, pero sí que es el elemento que da pie a este relato que ofrece una visión sobre el fanatismo y radicalismo en el mundo del balompié.
Con un gran ritmo y unos personajes muy bien definidos, el autor recrea las heridas en el alma que sigue teniendo un grupo de aficionados que vivió aquella noche negra para la historia del fútbol. Tres años después del suceso, estos supervivientes reviven su sufrimiento en aquel trágico capítulo que marcó sus vidas.
El libro refleja ese sentimiento de desolación profunda que sigue golpeando a los que sobrevivieron, pero también detalla la ilusión previa a todo lo acontecido. Dos caras totalmente contrapuestas: la alegría por ver a tu equipo en un acontecimiento histórico y la pena total tras presenciar aquella avalancha que dejó un gran reguero de sangre y muertes.
En la turba ganó en 2006 el Premio de Novela Fnac. Recientemente, Nocturna Ediciones ha lanzado una edición de un libro que atrapará y emocionará al lector, tanto por su contenido como por la forma de contarlo de Mauvignier.
Sangre y pavor
"El muro tiembla y yo retrocedo, el muro se derrumba y en su caída se ven ojos, caras, bocas, hombros y cuerpos enteros. Los primeros rostros, hay sangre y pavor en esos rostros, pero ¿acaso continúan siendo rostros o son ya sólo los jirones de una carne espantada, golpeada, sacudida?".