Una carpa bajo el cielo, una gran novela en la línea de los clásicos rusos
Liudmila Ulítskaya, en las quinielas en varias ocasiones al Nobel de Literatura, da vida con una prosa virtuosa a una historia de historias
Ludmila Ulítskaya, autora de Una carpa bajo el cielo (Automática Editorial) coloca una lupa sobre la psicología humana para dar vida a esta historia de historias que nos muestra el poder liberador de los libros. Iliá, Misha y Sania son los tres jóvenes con los que recorreremos cuatro décadas de la historia de la antigua Unión Soviética.
Las idas y venidas, desde la muerte de Stalin, de estos amigos marcan un libro que en ocasiones parece una colección de cuentas por la prosa tan virtuosa y cuidada que emplea la autora para narrar las andanzas de los personajes que componen esta novela.
No le producían ninguna envida las amgias que se habían casado: algunas se habían convertido en madres, otras estaban ya divorciadas y todas arrastraban tétricamente el carro de las obligaciones
'Una carpa bajo el cielo', de Liudmila UlítskayaTemas como la infancia, el paso a la edad adulta, la amistad o el amor forman parte de los ingredientes de una historia en la que los tres personajes principales van sorteando todas las contradicciones que ofrece el régimen soviético, mientras que van realizando un retrato vivo de la sociedad de la época en la que está ambientada la obra.
Una novela histórica arrolladora que va de menos a más en el ritmo y que ofrece una crítica total de una sociedad que se encarga de sepultar las libertades personales. Un homenaje a las personas que sacrificaron su vida para alcanzar la necesaria libertad. Un libro redondo, notablemente escrito, con una gran carga filosófica y reflexiva. Con una alta dosis de humanidad en su contenido, el estilo y la narrativa son fieles a la tradición de los grandes clásicos rusos.
Así comienza...
Qué instructivo es seguir la dirección de las fuerzas que conducen al encuentro inevitable de aquellas personas predestinadas a unirse. En ocasiones, tal encuentro parece ocurrir sin ningún esfuerzo especial del destino, sin amaños ingeniosos de la trama, conforme al curso natural de los acontecimientos, por ejemplo, los sujetos viven en la misma manzana o estudian en la misma escuela.
Aquellos tres chavales estudiaban juntos. Ilíá y Sania, desde primero de primaria. Misha se sumó más tarde. En la jerarquía que espontáneamente se instaura en cada manada, los tres ocupaban los peldaños más bajos gracias a su total ineptitud tanto para las peleas como para la crueldad. Iliá era alto y desgarbado, muñecas y tobillos siempre a la vista, como escapados de unas mangas y perneras demasiado cortas.