Un mimo en tiempos de guerra
El escritor venezolano Víctor Vegas es el autor de Me llaman Big
Aunque en Más Leer apostamos por darle valor a la palabra, hoy curiosamente es alguien que no habla quien se convierte en protagonista de esta publicación. Big es su nombre y su gran talento es contar historias pero sin hablar. Big o Zbigniew Czajkaes -su verdadero nombre- es un mimo, un hombre que viene de una familia de comediantes y que se dedica a recorrer las guerras del mundo para llevar una sonrisa a aquellos niños que tienen que convivir de la mano junto al horror y la muerte.
Los cadáveres se amontonaban con naturalidad en cualquier calle de la ciudad, y la muerte se había normalizado de tal manera que formaba parte del paisaje cotidiano
Me llaman Big, de Víctor VegasMe llaman Big (Huso) es el título de la novela de un Víctor Vegas al que ya tuvimos la oportunidad de acercarnos en Más Leer al conocer más sobre La naturaleza de las cosas, un libro de relatos breves que camina entre el ingenio y el surrealismo. Berlín, Londres, Bagdad, Pekín o Sarajevo son algunas de las ciudades que recorre el protagonista de esta ficción. Todas tienen en común haber estado en un momento de la historia en conflicto bélico. Y a través de la mirada de Big, Vegas recorrerá las guerras de las últimas siete décadas. Todo contado de manera distinta, casi teatral, con la inclusión de más de 20 personajes que acompañan también a Big durante el relato.
La drama ofrece numerosos pasajes dramáticos, pero también nos regala la oportunidad de encontrar algunas risas entre esos niños que representan esa otra cara de cualquier guerra. Y la inocencia y las sonrisas de los niños son las que combaten contra el cinismo y la tiranía de los adultos. El tema principal de la novela es la guerra, pero también en sus páginas encontraremos la ocasión para emocionarnos y reflexionar sobre el ser humano.
Así comienza...
"La onda expansiva de la explosión alcanzó de lleno al coche en el que se desplazaba. El vehículo despegó las cuatro ruedas del suelo y dio varias vueltas de campana antes de quedar volcado sobre el pavimento. En ese instante, que a él le pareció un lapso inabarcable, terno, Zbigniew Czajka vio pasar frente a sus ojos la totalidad de su vida; la fecunda y generosa caravana de recuerdos que había acumulado en ochenta y dos años de existencia".