Todos los jóvenes tristes, nueve cuentos de Francis Scott Fitzgerald
Obra inédita en castellano del autor de El gran Gatsby
Por primera vez se publica en español la colección de nueve cuentos que forman Todos los jóvenes tristes (Malpaso). Una serie de textos que Francis Scott Fitzgerald escribió antes y después de la publicación de El gran Gatsby. La traducción ha sido realizada por Antonio Golmar.
El libro comienza con el texto a modo de prólogo de Cómo vivir con 36.000 $ al año, una narración que nos lleva a conocer más sobre el mundo financiero de los Fitzgerald, la familia del autor. En este sentido, son muchos las pinceladas autobiográficas que juegan con la ficción en esta obra.
Como ocurre en todo libro de cuentos o relatos, cuesta más profundizar en los personajes de las historias, pero esta obra nos acercará a la literatura del autor norteamericano (en la imagen).
Un libro que fue publicado por primera vez en 1926. El joven rico, Sueños invernales, Fiesta de bebés, Absolución, Rags Martin-Jones y el príncipe de Gales, El componedor, Sangre caliente y fría, Lo más sensatos y Las cuarenta cabezadas de Gretchen son los títulos de los cuentos que forman parte de Todos los jóvenes tristes.
Cuentos para leer cómodamente en pequeños ratos de grandes placeres. Una buena oportunidad para iniciarte en la escritura del autor o, si ya leíste El gran Gastsby, un libro ideal para disfrutar más con sus letras. Buscar la comparación con su gran obra es un error, ya que se trata de otro género y otro concepto literario.
Nos acercaremos a las etiquetas y estereotipos sociales creados al calor del dinero y de la clase rica. Historias ambientadas en el Nueva York de los años 20 que nos ofrece también la imagen sexista de una sociedad en la que las mujeres jugaban un papel muy secundario.
Así comienza...
Empieza a tratar a cualquiera y en menos que canta un gallo habrás formado un estereotipo; empieza con un estereotipo y tendrás... nada. Esto es así porque todos somos bichos raros, más aún si vamos más allá de nuestros rostros y nuestras voces, más de lo que nadie podría imaginar o de o que nosotros mismos sabemos. Cuando oigo a un hombre proclamar que es un «tipo normal, honrado y leal», mi única certeza es que posee una anormalidad concreta, funesta quizá, que ha decidido disimular. Así pues, cuando afirma que es normal, honrado y leal, no hace más que incidir en su encubrimiento.
No existen patrones ni colectivos. Existe un joven rico y esta es su historia, que no la de sus semejantes. He pasado toda la vida entre ellos, pero este ha sido mi amigo. Además, si escribiera acerca de sus semejantes debería comenzar arremetiendo contra todas las mentiras, tanto las que los pobres han dicho sobre los ricos como las que los ricos han dicho sobre sí mismos.