Un homenaje a las abuelas que son madres
Chris Pueyo firma una maravillosa historia escrita con el corazón y el alma
"Si tienes la oportunidad de sentarte frente a tu abuela, hazlo, porque tiene las mejores historias y es importante preguntar de dónde venimos". Y eso es lo que hizo un buen día Christian Martínez Pueyo (Madrid, 1994) . Peter Pan , como es conocido el autor -Chris Pueyo- en las redes sociales se sentó a escuchar a su abuela para dar vida a la historia de una mujer fuerte e independiente. Una mujer cuyo recorrido vital es una lección de valentía y humildad. Una abuela que es protagonista de una ingeniosa combinación de memorias, testimonios e historia social de un país.
Un buen día vas a comer a casa de la abuela y te suelta lo del testamento. Se te enciende la chispa y calculas el tiempo que te queda a su lado
Chris Pueyo, autor de La abuelaEscrito con un particular estilo literario, el libro es también una reflexión personal de un autor que cuenta con gran crítica a nivel internacional. El epílogo es maravilloso, al igual que el resto de un libro escrito con corazón y alma. "Hay dos cosas para mí muy importantes: el tiempo y el silencio. El tiempo, porque inexorablemente nada ni nadie lo tiene y todo lo pone en su sitio. El silencio, porque mi boca está cosida y los recuerdos no tienen la fuerza suficiente para romper las costuras. No hay oídos a los que hablar, ni ojos a los que mirar. No tienen un corazón al que llamar con los nudillos". Palabra de abuela. Palabras de una historia que hay que leer: La abuela (Destino).
Así comienza...
"Mi familia es una mierda. Excepto la abuela. Mi prima también se salva. Así que para ser exactos diré que mi familia es casi una mierda. Y así nada será mentira, aunque la verdad no vaya a gustarle a todo el mundo. De hecho, mi madre es mi abuela. No porque me haya parido, es casi biológicamente imposible que te para tu abuela, pero es mi madre. Porque madre es algo más que un parto, y si en eso no estamos de acuerdo, este libro no es para ti. Madre son las cinco letras de hogar, un plato caliente en enero, unos pantalones nuevos cuando el asfalto deshace tus rodillas, un beso en la frente para saber la verdad; madre es el algodón que abraza la lenteja en el vaso que hay junto a la ventana. Pero madre también es un castigo a tiempo. Y quien desatornilla los ruedines, quien coloca las manos sobre tu espalda para que llegues a cualquier parte, o sobre tus ojos cuando un suicida cruje contra el suelo".