Segundas oportunidades en 'La sacudida'
El huracán Mitch como telón de fondo y la violencia como protagonista junto a dos personajes (un fotógrafo que llegó a pertenecer a ETA y un exguerrillero convertido en sicario) que tratan de huir de sus respectivos pasados. La sacudida (Ediciones B) es el nombre de un thriller de Fernando Goitia sobre segundas oportunidades, sobre el perdón y sobre cómo descargar la culpa.
Un viaje por la Nicaragua y la Honduras del desastre y de la resurrección. Y de los vínculos especiales que se crean entre amistades encontradas. Con ritmo pausado, la tensión aparece sobre todo en los capítulos finales. Antes, la trama ha ido caminando sobre una excelente ambientación tanto en las escenas como en el lenguaje, con numerosas expresiones que te sitúan mejor en tierras centroamericanas.
Con los personajes notablemente perfilados, al recorrido existencial hay que unir el viaje social por unos países unidos por la desgracia, al igual que también quedan unidos para siempre los dos protagonistas de esta novela con un final inesperado. Con una parte importante de realidad, el juego del sicario que tiene que acabar con una víctima que le ha salvado la vida es de lo más interesante. Una historia de perdón, redención y salvación.
Aunque el primer encuentro con la novela no fue el esperado, tras la composición de lugar y los primeros hechos, La sacudida fue ganándome terreno. Bien documentada y contextualizada, Goitia logra cerrar un relato muy redondo.
“Sudo un océano. Sufro ante mi incapacidad para acabar con mi propia vida. la misma incapacidad que me hizo desistir de vivirla. Demasiada incapacidad para una sola persona. Mis ojos, mis manos; supuro rabia de la cabeza a los pies. Lanzo el revólver contra la pared. De repente un disparo una bala emancipada, insolente, que se incrusta en mi pierna izquierda. Dolor; las palabras no alcanzan para explicarlo. Me desgarro, me retuerzo y, entre la neblina que circunda mis ojos, compruebo la posición del proyectil y maldigo todo lo que conozco”.