Muere Mario Vargas Llosa a los 88 años: adiós al último gran narrador del boom latinoamericano
El Nobel de Literatura, autor de clásicos como La ciudad y los perros y La fiesta del Chivo, falleció dejando un legado literario inmenso y una influencia clave en la narrativa contemporánea en español

El escritor Mario Vargas Llosa, uno de los autores más influyentes de la literatura en español del siglo XX y XXI, falleció este lunes a los 88 años. El novelista peruano-español, ganador del Premio Nobel de Literatura en 2010, deja una obra monumental que marcó a generaciones de lectores y cambió el rumbo de las letras hispanoamericanas. La noticia ha causado gran conmoción tanto en el mundo cultural como político, dada la activa participación del autor en ambos ámbitos a lo largo de su vida.
Vargas Llosa fue el último superviviente del llamado boom latinoamericano, el fenómeno literario que internacionalizó a una generación de escritores del continente en los años 60 y 70, entre ellos Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes. A diferencia de sus contemporáneos, mantuvo una producción constante durante más de seis décadas, combinando novelas, ensayos, artículos de prensa y discursos que abarcaron desde la política hasta la filosofía de la libertad.
Un legado literario que abarca más de 60 años
Desde su primera novela, La ciudad y los perros, publicada en 1963 y considerada una revolución estilística en la narrativa latinoamericana, Vargas Llosa fue consolidando una carrera marcada por la ambición formal y el compromiso con la realidad social y política de su tiempo. Obras como Conversación en La Catedral, La guerra del fin del mundo o La fiesta del Chivo son consideradas cumbres del realismo narrativo en español. Su estilo preciso, su dominio del ritmo narrativo y su capacidad para retratar el poder y sus deformaciones lo convirtieron en un autor de referencia global.
Las letras no cambian el mundo, pero cambian a las personas, y ellas sí pueden hacerlo
Mario Vargas Llosa
El Nobel obtenido en 2010 no solo fue un reconocimiento a una trayectoria literaria ejemplar, sino también un momento de reconciliación entre el autor y una parte del mundo cultural que lo había distanciado por su marcada evolución ideológica. Desde sus inicios como joven izquierdista hasta convertirse en un firme defensor del liberalismo democrático, Vargas Llosa nunca dejó de generar debate y reflexión en torno a sus ideas.
Una figura influyente más allá de la literatura
Además de su trabajo como escritor, Vargas Llosa tuvo una activa participación en la vida pública, tanto en Perú como en el ámbito internacional. En 1990 se presentó como candidato a la presidencia de su país, un episodio que marcó un giro definitivo en su perfil público. Aunque no ganó aquellas elecciones, su voz siguió siendo influyente en los debates sobre la democracia, el autoritarismo y el papel de la cultura en la vida política.
Durante las últimas décadas, su figura se consolidó como un referente liberal, tanto en columnas periodísticas como en conferencias y foros internacionales. No dejó nunca de escribir ni de intervenir en la conversación pública, incluso cuando sus posturas generaban controversia. Su compromiso con la libertad de expresión, la democracia y el pensamiento crítico fue constante hasta sus últimos días.
La noticia de su fallecimiento ha provocado una cascada de reacciones desde todos los rincones del mundo. Instituciones culturales, editoriales, escritores y lectores han expresado su pesar por la pérdida de un autor que no solo escribió novelas memorables, sino que también defendió con vehemencia sus convicciones, sin temor a la polémica.
Vargas Llosa deja una obra extensa y diversa, traducida a más de treinta idiomas y leída en todos los continentes. Su influencia sigue viva tanto en escritores emergentes como en el canon académico, donde su literatura continúa siendo objeto de estudio. Su muerte marca el fin de una era, pero su voz seguirá resonando en cada página, en cada personaje, en cada conflicto narrado con maestría