Memoria del paladar, la notable opera prima de Carmen Santafé
Una ficción dentro de una ficción en una historia que camina entre dos continentes y que nos acerca a los miedos y relaciones de la protagonista, una prestigiosa periodista de investigación
Todo un descubrimiento la primera novela de Carmen Santafé, una jiennense que nació en Villanueva del Arzobispo en 1963 y que con dos añitos se marchó a Barcelona. Residió en París entre 1988 y 1993, y desde 2008 vive en Ciudad de México. Su pasión por la literatura la ha trasladado a las páginas de Memoria del paladar (Editorial Tierra).
Debo confesarte algo... pronto partiré hacia mi último destino y necesito liberar mis cadenas... sin culpa... los asesinatos... las decisiones. No me juzgues, tú no estabas allí
Memoria del paladarLa música es una de las grandes protagonistas de esta historia que transcurre entre Barcelona y Ciudad de México. A la capital mexicana se marcha, tras verse involucrada en un escándalo, Macarena, una prestigiosa periodista de investigación. Allí decide escribir una novela policíaca, una ficción dentro de una narración en la que no faltan ni las emociones ni el misterio. Las relaciones personales también juegan un papel importante en esta aventura literaria escrita de forma ágil.
Para nada se hace pesada su lectura. El ritmo es bastante bueno y la historia está bien estructurada. La autora toma prestado el título de su novela de una frase utilizada por Manuel Vázquez Montalbán en sus artículos. La novela también es una especie de homenaje a Puccini, compositor del que Carmen se declara una gran admiradora. Por su estilo, por el juego literario y por su riqueza narrativa, esta ópera prima nos sorprenderá notablemente.
Así comienza...
Cuarenta y ocho horas después del funeral de Lorenza, Jordi Gutiérrez se ha visto arrastrado, como en otras ocasiones, por la frenética actividad de Macarena.
Regresaron a su trabajo en la agencia de noticias de inmediato, sin tiempo para sentimentalismos, y alargaron sus jornadas con el objetivo de asegurar hasta el último detalle de la promoción del libro, tal y como estaba programado. Por nada del mundo Macarena iba a suspender ese acto: "Lorenza no lo hubiera permitido".
El manual de cocina, Memoria del paladar, llevaba en las librerías poco más de un mes. La muerte de su autora ensombrecía su presentación en sociedad, a pesar de que los preparativos –invitaciones enviadas, catering contratado, Casa Lamm reservada para ese día– pretendían despejar el camino a esa nublada y póstuma puesta de largo. ¡Imposible cambiar de planes.