Recuerdo que tendría unos diez años cuando por primera vez tuve unos Juegos Reunidos Geyper. Había estado dos años seguidos en mi carta a los Reyes Magos, pero no fue hasta un cumpleaños cuando recibí este ansiado regalo que me acompañó en muchas tardes de juego junto a mis primos. 

Todo un clásico de aquellos juegos de nuestra infancia que ha regresado —y regresará a cada lector— a mi memoria con ¡Y tiro porque me toca! Los juegos y juguetes de nuestra niñez, toda una caja de emociones editada por Diábolo Ediciones, una editorial experta en tocar la fibra de la melancolía y la nostalgia. 

Cualquiera de las páginas de este maravilloso libro nos traerá recuerdos del ayer, emociones de tiempos inolvidables. Es imposible no emocionarse al ver esos juegos y juguetes que se convertían en amigos inseparables. 

Las comparaciones dicen que son odiosas, pero uno no puede evitar hacerlas viendo las videoconsolas de ahora que absorben de mala manera el tiempo de nuestras niñas y niños mientras que nosotros éramos tan felices con un simple Cinexin, un Madelman o El castillo de los Pitufos, del que siempre había alguna pista perdida rodando por el salón de casa. 

Vicente Pizarro es el autor de esta gran recopilación de juegos de mesa y juguetes tradicionales, de agua, de bolsillo, de andar por casa... Juegos que nos invitaban a usar nuestra imaginación como un complemento más de la acción y el entretenimiento. Está claro que es imposible ponerle puertas a la evolución, pero disfrutando de este libro queda la sensación de que hemos perdido muchísimo por el camino.