Los Evangelios Apócrifos
En la Semana Santa de Sevilla
¿Se convirtió Poncio Pilato al cristianismo después de la resurrección de aquel al que había mandado crucificar? ¿Por qué defendió Claudia Prócula a Jesús delante de su marido? ¿Era realmente una seguidora de Jesucristo o simplemente sintió pena por aquel reo inocente contra el que el pueblo gritaba? ¿Fue Bernice, la hemorroísa, aquella mujer valiente que enjugó el rostro sudoroso y cubierto de sangre del Salvador, obteniendo como premio su retrato en su velo? ¿Fue Nicodemo el autor de algún Evangelio? Las respuestas a muchas de estas cuestiones se esconden en Los Evangelios Apócrifos en la Semana Santa de Sevilla, una obra de Daniel Cuesta Gómez SJ que ha sido editada por Ediciones Alfar.
¿Por qué José de Arimatea decidió dar la cara por Jesús delante de los judíos y enterrarle en su propia tumba?
'Los Evangelios Apócrifos en la Semana Santa de Sevilla'El libro también se plantea preguntas como "¿Cuáles fueron los motivos de la condena a muerte de los dos ladrones? ¿Se llamarían realmente Dimas y Gestas? ¿Se convirtió Longinos al atravesar con su lanza el costado de Cristo o aquello fue solo un acto rutinario más de su vida como soldado romano? ¿Por qué José de Arimatea decidió dar la cara por Jesús delante de los judíos y enterrarle en su propia tumba? ¿Fue el guardián y custodio del Santo Grial? ¿Llegó a ser consciente Herodes Antipas de que aquel al que había despreciado y del que se había reído era el Hijo de Dios?" Los Evangelios Apócrifos siguen despertando una tremenda curiosidad entre los que piensan que se tratan de textos que esconden misterios ocultos. En ellos se inspiraron muchos artistas para cubrir muchas cuestiones que no aclaran los Evangelios Canónicos.
La obra trata de "desentrañar las historias que los Evangelios Apócrifos construyeron alrededor de algunos de los personajes secundarios de la Pasión de Cristo, viendo además el reflejo que todo ello ha tenido y tiene en la configuración de los pasos de misterio de la Semana Santa sevillana".
