La ciudad del Señor C y un hotel muy divertido
Recomendaciones infantiles, con mensajes especiales, para los jóvenes lectores
Como cada sábado, las aventuras se convierten en libros infantiles que llegan a este rincón de lecturas para recomendar historias a los lectores más jóvenes de la casa. Como no podemos olvidar que un niño que lee será un adulto que piense, aquí nuestros dos libros de esta semana para leer, pensar y sonreír.
Nada de nada
Al principio no había nada. Nada de nada. Sólo unos árboles, pero claro, un buen día empiezan a aparecer pájaros, luego un zorro, algunos conejos... y un río, un estanque, algún ave... pero sigue siendo casi nada para el Señor C. Antes que me lo preguntes, te diré que este señor es el protagonista de Nada de nada, un libro editado por Tramuntana y dirigido a niños a partir de 3 años.
Julien Billaudeau es el autor de este libro infantil. Y el Señor C, el encargado de que allí donde sólo había unos árboles, apareciera un camino, algunas casas, una torre... Pero como le parecía que seguía siendo nada, este hombrecillo tan peculiar hizo que llegase la electricidad, los comercios y hasta una gasolinera. Y un banco, una oficina de correos, un hotel, una fábrica, una línea de alta tensión, grandes fábricas y una estación de tren. Y nada se convirtió en todo, pero a veces, todo también puede ser nada. Todo en la vida es cuestión de pequeños detalles. Y la enseñanza será importante para los más pequeños.
El hotel
"De pequeña viví en un hotel. Fue cuando murió mi padre. Mi madre hizo las maletas y nos subimos a un tren. Salimos de la ciudad que era triste y sin poetas, y el tren la envolvió en una bocanada de humo. Mis hermanos y yo jugábamos por los vagones". Luego, al llegar a la estación, con el abuelo Aquilino esperando, el tren se detuvo y comenzó El hotel (SM), una novela de Mónica Rodríguez que cuenta con ilustraciones de Paula Blumen.
El hotel, recomendado para jóvenes lectores a partir de 10 años, fue finalista del Premio El Barco de Vapor 2016. Una novela repleta de pequeñas historias, cargada de risas y llena de fantasía. Un relato al que no le faltan momentos divertidos para cuando llegue la hecatombe. De lo más peculiares y curiosos son los personajes que transitan por este hotel tan especial y familiar. Entre tíos, inquilinos y demás visitantes, un consejo: no pronuncies Trondheim mientras estás comiendo fabada.