Encuentros con lo femenino en el arte en 'Damas, diosas y musas'
Félix Ruiz de la Puerta es el autor de una obra que nos ofrece una mirada diferente sobre la presencia de la mujer en la Historia del Arte
Una mirada distinta a la Historia del Arte. Un enfoque desde el punto de vista de la presencia de la mujer en las obras artísticas. Un breve pero intenso paseo a lo largo de los siglos para ver cómo se ha representado y simbolizado la imagen de la mujer desde la prehistoria hasta nuestros días.
Damas, diosas y musas. Encuentros con lo femenino en el arte (Ediciones Asimétricas) es el nombre del libro escrito por Félix Ruiz de la Puerta que nos invita a acercarnos a ese análisis de cómo ha sido representada artísticamente la mujer en la historia de la humanidad.
"La Venus de Lespugue, la Venus de Willendorf, la Venus de Laussel y las menos famosas venus del Paleolítico, todas ellas figuras femeninas con más o menos deformaciones o protuberancias corporales, exhiben con estética la figura del cuerpo de la mujer. En estas esculturas encontramos que el tema reproducido no puede ser una copia fiel de las mujeres de aquella época; quizá se una imagen soñada de la mujer. ¿Cómo fue soñada? No como objeto de deseo, sino como necesidad de continuidad, de permanencia del grupo", apunta el prólogo de esta interesante y original propuesta.
Cuando te encuentras con estos libros, además de elogiar el trabajo de documentación, análisis y exposición del autor, también hay que dar la enhorabuena a la editorial por su apuesta y valentía para sacar al mercado literario una obra de este tipo.
Es llamativo ver cómo la representación de la mujer en el arte ha caminado de forma paralela a las sociedades y evolución del mundo. Un proceso de definición artística de la identidad femenina al que nos acerca el autor de una manera muy detallada, pero práctica a la vez. No hay que ser experto en la materia para poder seguir con atención y agilidad el ritmo del libro.
La sinopsis
Parafraseando a Dylan Thomas, podríamos decir que este ensayo no tiene ni principio ni final y poco o casi nada entre medias, pues tan solo se trata de un breve paseo por lo femenino en la Historia del Arte: es imposible recoger en pocas páginas todo lo que ha simbolizado la imagen de la mujer. Por tanto, este texto debe interpretarse como un análisis fenomenológico, inevitablemente personal y subjetivo, de cómo la mujer ha sido entendida y representada a lo largo del tiempo. Ya en los albores de la representación del cuerpo humano, hubo predilección por el cuerpo femenino, relacionado con la continuidad: la sacralización de lo femenino iba ligada a la supervivencia de la especie. Cuando las estructuras sociales y el pensamiento abstracto se imponen, la mujer deja de ser diosa y es arrojada del Paraíso. A partir de ese instante el arte comienza un largo recorrido en busca de una feminidad terrenal y profana, y cada cultura idealiza plásticamente el rol social de la mujer con formas, colores, matices y acentos distintos. Este proceso de definición artística de la identidad femenina será largo y cambiante aunque a menudo el pintor preferirá ver a la mujer simplemente como algo bello. Habrá que esperar al siglo XX y a la irrupción de artistas modernas como Tamara de Lempicka y Georgia O Keeffe para que lo femenino rompa los límites sociales impuestos y establezca su imagen desde la libertad y la autonomía.