El ego de Luzbel, la ópera prima de Ángel Garbajosa
Una novela original, con buenas dosis de misterio, y un mensaje sobre la tolerancia para reflexionar
El ego de Luzbel (Ópera Prima) es la primera novela de Ángel Garbajosa Soler (Madrid, 1955). Con un mensaje final que trasciende a todos los tiempos, con la tolerancia como elemento esencial de esta historia y con buenas dosis de misterio, nos encontramos con una historia en la que cuesta un poco entrar, tal vez por la originalidad de la temática, pero que va de menos a más.
Una obra que está dividida en tres partes y que empieza, precisamente, por la Obra, la de Luzbel. Recorreremos ciudades como Madrid, París, Córdoba o Roma y nos acercaremos a líderes religiosos, a los textos del Vaticano y a la biblioteca secreta en busca de libros y manuscritos que nos ayudarán a descifrar códigos y culturas.
El profesor Naubert y su amigo Neco lideran a un grupo que investiga y trabaja sobre diversas creencias religiosas. No será fácil avanzar en el cometido que tienen, ya que se encontrarán con diversos obstáculos, pero también darán con una solución que tienen que encontrar antes de que se acabe todo.
Así comienza: El eco de Luzbel
No mostraba ningún cansancio mientras recordaba, con admiración, el gran esfuerzo que había supuesto la Obra, a hora casi concluida. Cuántos detalles, cuántos diferentes conceptos y cuántas interrelaciones resueltas con precisión y armonía. Con perfección.
Todo resultaba hermoso. Cada color realzaba su tonalidad con vida propia; cada sonido era un acorde en el Cielo; cada criatura una demostración de infinito amor. Sólo su Señor era capaz de esa Obra. Sólo su Señor podía crear con equilibrio y belleza un ciclo de vida tan maravilloso y complejo.
No había ninguna duda, su Señor era superior a todo porque sólo Él podía crear, incansablemente, sin apartarse nunca de la perfección.
Y él, Luzbel, se sentía orgulloso.