De Tel Aviv a Berlín en 'El año de la luna azul'
Lucía Feliu firma una notable noble que camina entre el género negro y policíaco
La autora utiliza una voz masculina para narrar en primera persona una novela que se lee de manera ágil. Con un buen uso de los diálogos y unas extraordinarias descripciones de las ciudades que forman parte de la historia, El año de la luna azul (Ediciones Alfar) mantiene el suspense a lo largo de un relato, entre el género negro y el policiaco, en el que no faltan ni el amor ni la intriga.
Con una novela bien estructurada, Lucía Feliu cierra bien las tramas y reparte con criterio la acción. Los personajes están notablemente perfilados y se adaptan sin calzador a una historia que nos llevará, como primer punto de partida, hasta Israel. Hasta allí viaja Carlos tras conocer la muerte en un atentado de su hermano Gregorio, quien le había dado datos, antes del trágico desenlace, de una investigación periodística que estaba llevando junto al historiador Swartz. Dicha investigación ofrecía, con todo lujo de detalles, información sobre obras robadas en Europa durante la Segunda Guerra Mundial.
Por primera vez en mi vida sentía pena por mi sobrina. Ya no la veía como un puercoespín sino como una niña aún pequeña y muy vulnerable a este duro golpe
'El año de la luna azul'El ejército rojo, durante la toma de Berlín -otro de los escenarios de la novela- había expoliado numerosos cuadros impresionistas durante la toma de la ciudad alemana en 1945. Unos cuadros que eran ahora propiedad del gobierno ruso tras ese robo de los soviéticos a la Alemania nazi. Unas falsificaciones habían puesto tras la pista al profesor Swartz, que resultó gravemente herido en el atentado donde perdió la vida Gregorio.
Cuando Carlos acude a Tel Aviv para identificar el cadáver de su hermano descubre que no están nada claras las causas del atentado y que detrás del mismo hay extrañas circunstancias. ¿Quién está realmente detrás del atentado? Conocer la respuesta es uno de los puntos fuertes de una novela que mantiene en todo momento un buen ritmo narrativo.
La trama está definida de manera certera y el desenlace final logra mantener la atención del lector. Los saltos del presente al pasado están bien organizados y la autora crea una buena ambientación, con una descripción notable de los escenarios y situaciones de la historia.