Charlaine Harris y su nuevo mundo sobrenatural
La autora en la que se inspiraron las televisivas series Trueblood y Midnight, Texas tiene una nueva saga literaria
Una auténtica relación de amor-odio tuve con Charlaine Harris (en la imagen) con su saga de Los misterios de los vampiros del sur, novelas protagonizadas por Sookie Stackhouse que inspiraron a la serie televisiva True Blood. Esa relación tan especial vino marcada por novelas muy buenas y emocionantes que se entremezclaban con otras que no terminaban de conectar en términos de ritmo e intensidad.
A Estados unidos le arrancaron enormes pedazos: Canadá desde el norte, México desde el sur y el Sacro Imperio Ruso desde el oeste, donde se asentó el zar después de huir
Muerte PlácidaLa gran ambientación de la serie televisiva, al contrario que en muchos otros casos, tal vez tuvo la culpa de mirar algunos de sus libros con una exigencia mayor. Teniendo pendientes sus libros que han dado vida a la serie Midnight, Texas; el reencuentro con la autora estadounidense llega con Muerte Plácida (Colmena Ediciones), la primera novela de otra saga donde la magia, la fantasía y el suspense convivirán junto a Lizbeth Rose, una joven mercenaria que protagoniza esta historia.
Los personajes, como suele ser muy habitual en Charlaine, están muy bien definidos. La trama es interesante y gustará a aquellos lectores amantes de las historias con tintes sobrenaturales. Estamos a principios del siglo pasado, con unos Estados Unidos que no existen como tal y con una pistolera que trata de buscarse la vida como puede.
Nos encontramos con una aventura apocalíptica bien construida y que camina a un buen ritmo entre violencia, misterio, muertes y magos. A la espera de si nos sorprenden para bien o mal los próximos títulos de la serie, Muerte Plácida es una novela entretenida y recomendable.
Así comienza...
"Por la mañana le dije a Chrissie que me cortara el pelo. Tarden y Martin debían de estar trasteando con la camioneta, que era nuestro sustento. Galilee debía de estar con Martin, pues habían empezado a verse antes y después del trabajo. O eso o estaría limpiando su casita o haciendo la colada. Jamás vi a Galilee aburrida o cruzada de brazos. Pero yo no tenía que ir a casa de Martin hasta por la tarde, así que me dediqué a hacer lo que me dio la gana. Aquella mañana me apeteció deshacerme de mi pelo. Mi vecina Chrissie no era ninguna lumbreras, pero le había visto cortarle el pelo y la barba a su marido mientras este se sentaba en un taburete a la puerta de su cabaña".