Historias para disfrutar con la historia
Cinco relatos de Fran Zabaleta sobre episodios trascendentales de la humanidad
Tras acompañarle en su Viaje al interior de 80 días en furgo por la España olvidada, ahora vamos a acompañar a Fran Zabaleta en una aventura histórica por cinco episodios trascendentales de la humanidad. Historias para disfrutar con la historia es su nuevo libro, el primero de una colección de relatos novelados sobre acontecimientos que dejaron una huella imborrable para la historia de la humanidad.
El autor gallego (en la imagen) firma en esta nueva obra cinco relatos, uno por cada gran periodo histórico (prehistoria, Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea), que se pueden leer de manera totalmente independiente. Con un estilo narrativo muy propio, contado siempre de una manera muy ágil y amena, Zabaleta condimenta con datos y anécdotas cada relato sobre hechos que transformaron, de alguna forma, el curso de la historia.
Hasta el mismo año en que llegué a la facultad estaba convencido de que la historia era un sistema de tortura que los adultos inventaban para domar a los adolescentes
Fran ZabaletaSu manera de contar las cosas es muy especial y conecta rápidamente con un lector que dará buena cuenta de este entretenido libro. Al final de cada relato nos encontraremos con varias curiosidades relacionadas con el capítulo. Historias para disfrutar con la historia es un libro para reencontrarse con la historia, para reconciliarse con el pasado y para eliminar esa etiqueta de aburrida. Deseando estamos de que lleguen nuevos volúmenes sobre esta serie histórica creada por Zabaleta.
Así comienza Historias para disfrutar con la historia
"La hembra percibe el frío intenso del viento que la azota al alcanzar la cima de la colina, pero hace caso omiso de él. Es robusta, de caderas anchas, con una fuerte mandíbula sin mentón y unos arcos superciliares muy marcados. Sobre ellos, la frente huye hacia un cráneo ancho y bajo. Mide un metro sesenta y cinco centímetros; es una estatura considerable, aunque menor que la de los machos de su especie, que alcanzan con facilidad el metro ochenta centímetros. Se yergue cuanto puede sobre la punta de los pies y otea el horizonte. Permanece así un buen rato, casi inmóvil, tratando con la cabeza un lento giro para observar en todas direcciones. Hasta donde alcanza su vista se extiende un amplio paisaje desolado. Una llanura de suelos pantanosos y turbaras, recorrida por vientos gélidos y solo poblada por una hierba áspera y pardusca, unos pocos matorrales, musgos y líquenes".