Animales pequeños o el desencanto de una generación
Mercedes Duque Espiau firma una gran novela sobre las pequeñas cosas de lo cotidiano
No hay nada como dejarse llevar por un libro. Sin atender al título ni a su autora, sin prejuicios. Acercarse a una historia por curiosidad, sin mirar otras razones que el placer de leer. Nos perdemos a veces tantas buenas novelas por el camino... Afortunadamente, nos hemos encontrado con Animales pequeños, uno de esos libros –editado por Tusquets– a los que nos referíamos.
A lo mejor, de inicio, no hubiera estado en nuestra lista de lecturas, pero hubo algo que nos atrajo de esta obra de Mercedes Duque Espiau, una joven escritora de Sevilla (1996), que escribe de manera luminosa sobre una historia cotidiana protagonizada por Rita, una joven que crece a la sombra de una hermana mayor perfecta y que vive una amistad muy especial desde su adolescencia con Lis, de padres ausentes y en depresión actualmente.
Un libro que demuestra que no hacen faltan grandes historias ni fuegos de artificio para escribir una notable novela como Animales pequeños. Las pequeñas cosas se convierten en grandes gracias a las letras, con carácter indómito, de la autora. Dos jóvenes que cambian de país, que tratan de encontrar su sitio y que, mientras tanto, descubren las diferencias que existen entre ellas. O la falta de conocimiento. A veces amamos, en el sentido más amplio del término, por inercia. En las amistades, más de lo mismo.
Con una ambientación que cala, como la lluvia que aparece constantemente en la novela, con el desencanto y el desengaño de generación como telón de fondo, Mercedes Duque arma con acierto una ficción muy realista, que invita a la reflexión sobre ese paso a la vida adulta y sobre el momento en el que nuestras vidas comienzan a caminar a la deriva.