Un viaje interior por el paralelo 60 norte
Malachy Tallack relata la búsqueda de su hogar en una aventura que le llevará desde las islas Shetland a Groenlandia, Canadá, Alaska, Siberia, San Petersburgo, Finlandia, Suecia y Noruega
Un viaje existencial. De esos que hay que hacer alguna vez en la vida para reencontrarnos con nosotros mismos, para volver a nuestro hogar interior. Los dichosos caprichos del destino cambian rutas y marcan nuevos horizontes. Malachy Tallack había encontrado su camino, pero la muerte de su padre borró cualquier rastro de aquel sendero que pensaba tomar para construir su futuro. Entonces, le tocó volver a fabricar su camino. Y, como el camino se hace al andar, como dijo el poeta, este joven escocés decidió recorrer los territorios que habitan en el paralelo 60 norte.
De las islas Shetland de las que es natural viajó por Groenlandia, Canadá, Alaska, Siberia, San Petersburgo, Finlandia, Suecia y Noruega para volver nuevamente a casa, con miles de kilómetros, experiencias y sensaciones en el alma. Aquel viaje es el corazón de 60 grados norte (Volcano), un viaje -como reza en el subtítulo de la obra- en busca de su hogar.
Creo que volvemos la vista atrás a tiempos en los que no necesitábamos mirar al pasado. Sentimos nostalgia por esa ausencia de nostalgia. Anhelamos esos momentos en los que no anhelamos nada que no pudiéramos tener. Estamos intranquilos buscando esa tranquilidad
'60 grados norte'El binomio que forman habitantes y lugar es retratado de forma precisa con un autor que nos acerca a la naturaleza, a los paisajes y nos pinta un retrato cercano y real que nada tiene que ver con la imagen que proyectan muchas de las ficciones de esos autores nórdicos tan de moda en los últimos años. Narrado en primera persona, el relato invita a la reflexión, a conocer mundo, tanto en el concepto geográfico como en el humano. Un viaje para reparar heridas de la ausencia y para contemplar algunas de las maravillas estampas que deja este planeta. Todo queda dentro de 60 grados norte, un libro presente en nuestro especial sobre libros de viajes.
Así comienza '60 grados norte'
"Recuerdo aquel día con el cielo plateado cargado de lluvia. Estaba empezando el invierno y acababa de cumplir diecisiete años. Había pasado la mañana en la cama, despierto y enfermo, pero a la hora de comer el aburrimiento hizo que me levantara. Me dirigí a la ventana arrastrando los pies mientras me echaba una bata sobre los hombros. La casa en la que pasé mi adolescencia daba al este, al puerto de Lerwick, la capital de las islas Shteland. Desde mi habitación del segundo piso se contemplaba nuestro jardincito, con su banco verde de picnic y la celosía de madera adosada a un muro de piedra bajo. A lo lejos divisaba los pesqueros en el muelle y el ferry blanco y azul que iba y venía sin prisa d ella isla de Bressay, al otro lado del estrecho".