Una novela sobre la Mano Negra
Una historia de Carlos Algora sobre los principios del movimiento obrero anarquista en Andalucía
De sobra sabía que los asesinos no tenían miramientos, con el alma en vilo y con las venas del cuello a punto de reventar, miró a todos lados. El silencio seguía imperturbable
Y no, no tuvieron miramiento como se recoge en este fragmento de El maestro de la mano negra (Algaida), una novela que nos traslada a Tierras de Jerez. Año 1882 para situarnos también en el tiempo. Principios del movimiento obrero anarquista en Andalucía. Una época complicada, golpeada por incencios y saqueos a los que hubo que añadir los asesinatos de unos jornaleros que, buscando reivindicar su trabajo, se encontraron con el garrote vil.
Detrás de todo, una sociedad secreta, la de la Mano Negra. A aquellos hechos nos lleva Carlos Algora (en la imagen) con una novela que se acerca a la historia con una buena documentación. Con una trama bien definida y unos personajes muy marcados, el relato arroja luz sobre unos hechos oscuros que, con las necesarias licencias literarias, son perfectamente descritos por el autor en una ficción que no se aleja de lo que sucedió. Venganzas, fantasmas del pasado, una sociedad secreta y un destino cruel.
Antes del atardecer, sacerdotes y hermanos de Paz y Caridad fueron retirando los cadáveres enganchados a los postes con recogimiento y devoción cristiana para colocarlos en sencillos ataúdes de madera. El día, que había sido tórrido, favorecía la descomposición de los cuerpos. Las moscas revoloteaban persistentes entre los rostros deformados