Una novela negra con estilo y carácter diferente
Con el asesinato de la ex mujer del presidente de una entidad bancaria comienza Las cuentas pendientes.
El levante español, tan golpeado por la corrupción y tan presente en la ficción en los últimos tiempos -desde Chirbes hasta el último Premio Ciudad de Getafe de Novela Negra, es el escenario de una novela negra que lleva la firma de Gastón Segura y ha sido editada por Drácena.
Una obra que pone de manifiesto el valor del género como denuncia. Y es que Las cuentas pendientes es la crónica de una crisis, una ficción muy realista que retrata el paisanaje político de la última década. Aunque, como decíamos, la novela está ambientada en el levante español, no se ofrece una localización exacta de una historia que podría extrapolarse a cualquier otro de esos lugares que han estado y siguen estando asfixiados y ahogados por culpa de la burbuja inmobiliaria.
Las estafas de los banqueros y los métodos nada apropiados de algunos empresarios forman parte de un relato que tiene como protagonista a un tipo, cuanto menos, peculiar. Un guionista de telenovelas en América Latina que en su regreso a España se reencuentra con su propio culebrón: amor de juventud, asesinato y un papel de detective que no obedece al perfil típico y tópico.
Con una investigación que camina sobre el alambre de la moralidad, y con unas escenas que se asemejan de manera impresionante a la realidad política y empresarial española, Las cuentas pendientes es una novela negra con un estilo y carácter diferente. Ya el hecho de estar narrada en segunda persona ofrece una perspectiva fuera de lo habitual.
Con una trama bien desarrollada, los secretos, sobornos, chantajes y chanchullos compiten cara a cara en una historia singular.