Un libro escrito a fuego
'Diario de un incendio' es la opera prima de Desirée Baudel
Ella es la niña de fuego, la autora de Diario de un incendio (Tres Hermanas), la sorprendente –para bien– opera prima de Desirée Baudel. El retrato de una infancia, la fotografía escrita de un barrio y una mirada a un pasado repleto de sueños que desemboca en la dura realidad del presente.
Ahora los malos de las novelas negras no pueden dejarse olvidadas esas cajitas triangulares de mixtos con el nombre del último lugar en el que fue vista con vida la víctima, como mucho se dejarán la sesión de Facebook abierta en un ordenador del escenario del crimen
Diario de un incendioUna novela diferente, una historia a la que no le hacen falta grandes personajes ni efectos especiales, una mirada a la cotidianeidad. Lucía es la protagonista, una mujer que escapa de esos estereotipos idealizados que va imponiendo la sociedad en temas como la maternidad.
"No he estado nunca más segura de mi acabamiento que desde que fui madre. Quizá solo es la coincidencia del declive físico propio del final de la treintena con las noches de insomnio de la maternidad. O la certeza de que es una vida que no es la tuya la que te absorbe".
Lucía necesita ser entendida y relata, con entradas aparentemente inconexas de su particular diario, esos miedos que caminan entre la soledad, la ansiedad y la tristeza. Un libro que atrapa, con el que es fácil conectar y empatizar, todo un salto al vacío sobre el fuego de aquellos deseos que una vez echaron a volar.
Así comienza...
Aún estamos en primavera, pero hace tanto calor que nadie se acuerda de ella. Todos hablamos del verano, nos descubrimos los pies y empezamos a pensar en las vacaciones. A veces mencionamos el calentamiento global. Incluso las abuelas que desayunan café con leche al fresco del aire acondicionado de la cafetería del barrio comentan que algo está cambiando, que antes, a finales de mayo, no hacía estos calores que están volviendo loca la gente.
¿Será el calor el culpable? ¿Me estaré volviendo loca?
Al salir por la puerta de casa la sombra de unas alas me ha hecho levantar la vista. Una gaviota enorme volaba bajo entre dos edificios intentando cazar una paloma que dibujaba en el aire un zig zag desesperado.