Un laberinto de tulipanes
Comencemos por los tulipanes. El Amsterdam de los años 70 y un grupo de inmigrantes que ahogan sus vidas en copas a la sombra del bar El Relicario. Gente perdida que no encuentra sus sueños. O, lo que es peor, ni siquiera sabe si los tuvo alguna vez. Ahí está Genio, protagonista, narrador y vividor. O sufridor de la mala vida. Licenciado en clásicas y ayudante de un chuloputas, para más señas.
Y allá vamos con los delirios. Sexo, mucho sexo. Negocios de dudosa honorabilidad, escenas muy violentas, poca fidelidad y más sexo. Pero entre tanto deseo descontrolado y pasiones prohibidas, Tulipanes y delirios es mucho más que eso y sexo.
“Nadia descansaba, imperiosa e inmóvil, después de haberme drenado hasta la última gota de semen. En sus ingles y en la cara interior de sus fibrosos muslos de gacela brillaba la delgada y nacarada lámina de gelatina vaginal que se había extendido sobre su piel”.
Esta novela de Luis Sanz Irles editada por Alfar está repleta de idas y venidas, de polvo y paja, de gente que intenta encontrar su camino en la vida, pero que no logra salir del laberinto del destierro y la incomprensión.
El autor logra acompañar la trama de unos personajes muy peculiares y maneja con acierto una narración que escapa de lo habitual para ofrecernos un soplo fresco de libertad, erotismo e intensidad.