Un café con amor sin exceso de azúcar
Café, Roma y amor. Buenos ingredientes para El primer café de la mañana (Planeta), la primera novela de Diego Galdino, un escritor italiano que lejos de relatar de forma pastelosa y edulcorada una relación de amor le pone un aroma muy especial a algo tan rutinario como enamorarse con un café en una estampa tradicional como la de un bar.
Como ese sabor del café que se alarga durante horas por la mañana, la novela también deja un regusto especial. Una barra de un bar y miles de historias ante los ojos de un autor que, precisamente, se levanta cada mañana como Massimo, el protagonista de la obra, para regentar su bar en el centro de la capital italiana.
En las páginas se palpa ese conocimiento y esa experiencia de la realidad hostelera. A los personajes tal vez les falte profundidad, pero es precisamente lo que hace que la novela no caiga en los habituales tópicos de las comedias románticas.
El hecho de que el protagonista sea masculino también da un punto de vista no habitual en el género. Entre el intento de romance no faltan las pinceladas de humor en los diálogos de Massimo con sus amigos y hermana.
El lector que busque grandes descripciones de Roma no está ante el libro ideal ya que el autor se limita a ofrecer pequeñas pinceladas de la capital italiana.
Libro de lectura fresca y ágil para pasar una mañana o tarde amena al calor de, sí, no podía ser menos, un buen café.