Mi querida Lucía, la novela negra de La Vecina Rubia
Un thriller de lo más inquietante que mantiene el suspense hasta el final
¿Podría haber evitado más muertes? Esta pregunta irá marcando Mi vecina Lucía (Libros Cúpula), la primera novela negra de La Vecina Rubia tras el éxito alcanzado con La cuenta atrás para el verano, Contando atardeceres y La chica del verano. Un thriller de lo más inquietante que, sin lugar a dudas, sorprenderá a todos aquellos lectores que se acerquen a las páginas de esta apasionante historia.
Ambientada notablemente en el verano del año 2002, con numerosas referencias sociales y culturales, Lucía Romasanta es la protagonista y narradora en primera persona. Ella es madre soltera, astróloga y redactora de la sección del horóscopo más exitosa del país. La carta que recibe un anónimo, que le hace responsable de una muerte, será el punto de partida de una trama que llevará a la Policía Judicial a investigar el conocido como Caso del horóscopo.
Una historia que atrapa, que engancha, que no puedes soltar, de las que provocan insomnio. Narrada con un estilo ágil, con un cuidado exquisito del lenguaje, la intriga está presente desde las primeras páginas y llega hasta el final. Con algún que otro guiño a sus libros anteriores, La Vecina Rubia cierra con maestría y brillantez este cambio de registro en su escritura al pasarse a otro género.
Así comienza...
Siempre se ha dicho que enero es el lunes de os meses. Largo, tedioso, infinito. Pero este, en concreto, fue totalmente distinto. Aquel 2002 se mostraba impaciente desde el primer día. Y digo 'mostraba' porque parece difícil comprender que un ente tan impersonal como puede ser un año, una palabra formada solo por tres letras, rebose de tanto sentimiento humano. Pero así era y, en cierto modo, así ha sido desde que el tiempo es tiempo.
Llegamos al final de diciembre, a las puertas de enero, y hacemos balance den uestras vidas, expresando en sencillas frases todo lo acumulado, dotando al año de una personalidad múltiple impropia de unas pocas letras.
'Qué ganas tengo ya de que se acabe este 2021'; 'Ojalá que el próximo año sea mejor que este'; 'Yo solo pido quedarme como estoy'... Frases que repetimos como un mantra cada trescientos sesenta y cinco días.