Mariposas negras, el gran estreno en la ficción de Germán Fonteseca
El periodista firma una novela de poder y ambiciones descontroladas con la España olvidada de fondo
Una vieja leyenda de la cultura precolombina cuenta que la aparición de mariposas negras es un anuncio de tragedias. Y muchas desgracias encontraremos en Mariposas negras, una exquisita novela en la que Germán Fonteseca (Burgos, 1960) demuestra un gran talento literario. Tras llevar toda una vida abrazando el arte de contar historias en los medios de comunicación, este periodista ha dado el salto a la ficción con nota alta firmando una historia de ambiciones personales y políticas.
Perfectamente estructurada y con un lenguaje directo, el autor domina los tiempos narrativos dibujando cada momento con diálogos frescos y descripciones que nos trasladan a cada escena. El lector pronto entrará en situación y al final se quedará con el deseo de seguir leyendo más sobre las andanzas de unos personajes muy bien construidos. ¿Habrá segunda parte?
Sin tener que edulcorar la trama y perderse por laberintos para engordar el recorrido, Germán Fonteseca convierte en interesante una trama que a lo mejor hubiera pasado desapercibida en otras manos.
Con un personaje principal, el de Cristina Álvarez, perfilado a la perfección, caminamos por un relato actual que hace un guiño a la España olvidada mientras que retrata las vergüenzas de esas mafias organizadas del poder político que convierten en muñecos de guiñol a personajes como Abelardo Escocerría.
Una tierra apta para propios y extraña a los demás, con sus principios, sus leyes, sus usos y costumbres moldeados en años de aislamiento, tantos como siglos tiene la historia
Mariposas negrasAmbiciones descontroladas, amores prohibidos y un plan (casi) perfecto que al final... (mejor no hacer spoiler). Por cierto, maravillosa también la aportación a la novela de un personaje canino que cautivara, como Mariposas negras, a los lectores.
Mariposas negras...
"Las mariposas son, probablemente, el ser más bello de la evolución, pero, para algunas culturas, su color es presagio de tragedia, muerte y destrucción. El ser humano es, seguramente, el más consciente de todos, pero algunos individuos olvidan qué son y dedican sus vidas a provocar tragedias, traer la muerte y sembrar la destrucción".