Los mares internos que nos definen en Todos aquellos mares, de Laia Aguilar

Una novela que aborda temas como los lazos familiares, la memoria o la pérdida a través del viaje que realiza su protagonista

Una novela de profunda carga emocional se encontrarán las y los lectores que se acerquen a las páginas de Todos aquellos mares (Destino). Un libro de Laia Aguilar que explora la memoria, la pérdida y los lazos familiares a través del viaje de su protagonista. La historia sigue a Greta, una mujer que regresa a Formentera después de veinte años de ausencia, impulsada por la enfermedad de su abuela y el peso de un pasado que aún la persigue. Con una prosa evocadora y envolvente, la autora transporta al lector a una isla repleta de leyendas y recuerdos que emergen con la misma fuerza que el oleaje de su mar.

El punto de partida de la narración se sitúa en una tragedia infantil que marcó a la protagonista: la desaparición de su hermana Julieta en una playa de la isla cuando ambas eran niñas. Este hecho, que nunca fue plenamente esclarecido, se convierte en el eje de un relato que indaga en los traumas de la infancia y en cómo estos determinan la vida adulta. A través de una estructura fragmentada, Aguilar reconstruye la historia con una sensibilidad que combina el realismo con un sutil lirismo.

El reencuentro con su abuela y su madre, personajes de fuerte presencia simbólica, obliga a Greta a enfrentarse a sus propios fantasmas. Mientras la abuela representa la conexión con el pasado y la tradición oral de la isla, su madre encarna una herida abierta con la que la protagonista no sabe cómo lidiar. Entre ambas, Greta oscila entre el rechazo y la necesidad de reconstruir una identidad que el tiempo y la distancia han erosionado.

Uno de los aspectos más destacados de la novela es su ambientación. Formentera no es solo el escenario de la historia, sino un personaje en sí misma. A través de descripciones sensoriales y detalladas, Aguilar plasma un paisaje que refleja el estado anímico de los protagonistas y en el que el mar adquiere una dimensión mística. La isla, con sus playas, sus calas y sus leyendas, se convierte en un espacio de tránsito entre la realidad y la imaginación.

La relación de Greta con su hermana Julieta es otro de los pilares narrativos de la obra. Marcada por la culpa y la añoranza, esta conexión traspasa el tiempo y la muerte, configurándose en una suerte de vínculo inquebrantable. La construcción de Julieta, aunque ausente en el presente de la narración, se sustenta en recuerdos y en la huella que dejó en quienes la conocieron. Su imagen, casi espectral, dota a la historia de una atmósfera de melancolía y misterio.

El encuentro de Greta con Max, un amigo de la infancia, introduce una nueva perspectiva en su viaje emocional. A través de él, la protagonista redescubre una parte de su historia que creía perdida y se enfrenta a la posibilidad de un nuevo comienzo. Max, con su presencia serena y su arraigo a la isla, actúa como un ancla en un relato donde el pasado y el presente se confunden constantemente.

La novela aborda también la compleja dinámica familiar entre el personaje protagónico y su madre, Helena. La relación entre ambas está marcada por el distanciamiento y por heridas que nunca llegaron a cicatrizar. A través de diálogos cargados de tensión y silencios elocuentes, la autora retrata el difícil proceso de reconciliación y el peso que las decisiones del pasado ejercen sobre el presente.

El estilo narrativo de Laia Aguilar se caracteriza por una combinación de precisión y poesía. Su escritura, limpia y envolvente, logra transmitir la intensidad emocional de los personajes sin caer en el dramatismo excesivo. La alternancia entre el presente y los recuerdos contribuye a la sensación de un tiempo cíclico, en el que los hechos del pasado nunca terminan de desvanecerse.

Una historia conmovedora

Una novela que invita a la reflexión sobre la identidad, el duelo y la posibilidad de redención. A través de un relato que oscila entre la realidad y la evocación, la escritora nacida en Barcelona (1976) construye una historia conmovedora que deja en el lector una sensación de añoranza y de reconciliación con el propio pasado.

Atmósferas envolventes

Con esta obra, Laia Aguilar reafirma su capacidad para crear personajes complejos y atmósferas envolventes. Todos aquellos mares es una lectura que resuena más allá de sus páginas, una exploración de los mares internos que nos definen y que, como el océano de la historia, nunca dejan de susurrarnos al oído.

Por: J. Berto
Fecha: 27-02-2025