Las cartas que nos tocan, una novela de Ramon Gallart sobre la amistad y la lealtad
Una historia más que recomendable que nos llevará a la Barcelona de los años 90 para acercarnos a una narración muy humana
Ramon Gallart, nacido en Barcelona en 1956, es el autor que ha dado vida a Las cartas que nos tocan, una novela que nos llevará hasta la Barcelona de los años 90 del siglo pasado.
El autor, licenciado en Filología Hispánica, nos presenta la historia de Cris y Hugo, los dos personajes protagónicos de este libro. Ella desaparece sin dejar rastro y su amigo, ¿o tal vez podemos hablar de su novio?, empieza a buscarla de manera incansable.
Este es el punto de partida de una novela sobre los encuentros posibles e imposibles, donde la amistad tiene un papel muy importante junto a la lealtad.
Las cartas que nos tocan también aborda cuestiones como el ser o dejar de ser uno mismo y a qué precio o el valor que tienen los sueños. ¿Cómo se puede hacer realidad un sueño?, ¿qué hacemos para lograrlo? ¿A qué estamos dispuestos a renunciar?
Estas son algunas cuestiones sobre las que reflexionaremos según vayamos leyendo la más que recomendable obra de Gallart. Una novela en la que, por encima de todas las cosas, nos encontraremos con una historia marcada por el amor.
Sobre Las cartas que nos tocan, el escritor Guillem Borrero ha reseñado. "El narrador de este libro es un tipo cualquiera que destaca por ser dueño de un gran corazón. De su mano, el lector se ve arrastrado en la incansable búsqueda de una tal Cris y así, por el camino, vamos conociendo a un buen puñado de entrañables personajes que, mejor o peor, se enfrentan a sus problemas. Esta historia es una historia, ante todo, muy humana".
El autor mantiene el frenético pulso de la narración empleando una voz tan oral que, a menudo, nos parece estar escuchando a los personajes
Guillem BorreroOtro de los puntos fuertes de Las cartas que nos tocan, como apunta Borrero, es, sin duda, su ritmo y tono. "El autor mantiene el frenético pulso de la narración empleando una voz tan oral que, a menudo, nos parece estar escuchando a los personajes. A lo largo de una red de tramas que se van entretejiendo con espontaneidad y acierto, el lector asiste al despliegue de la indomable vida. ¿Cómo no sentirse interpelado? Conforme conocemos y sufrimos con el narrador, lo vamos queriendo, y ya antes de llegar al final sabemos que vamos a echarlo de menos".
Se trata, sin lugar a dudas, de "una lectura luminosa y exigente, literariamente hablando, muy recomendable en tiempos de oscuridad".