La risa nos hará libres

En estos momentos de confinamiento, de cuarentena, de encierro por culpa de la pandemia por el coronavirus no podemos perder el sentido del humor. La risa nos ayudará. Al mal tiempo, buena cara. En estos tiempos nuevos para el planeta tal vez haya que echar la vista atrás para ver otras situaciones en las que la humanidad se vio obligada a encerrarse. 

Varias imágenes me han venido en estos días del Diario de Ana Frank. Y buscando reír a pesar de las dificultades hoy nos encontramos con La risa nos hará libres (Gedisa Editorial), un ensayo de Antonella Ottai sobre los cómicos en los campos de concentración nazis. Un libro que nos llevará al Berlín de las décadas de los años 30 y 40 para detenerse junto a la humanidad en un período en el que la barbarie llenó de sangre el mundo. 

Pero, a pesar de eso, a pesar de la crueldad humana, del olor a muerte, del silencio, las risas no desaparecieron del todo en Auschwitz, Sobibor, Dachau o Buchenwald. Los cómicos, pese a la tragedia, siguieron haciendo de cómicos. La resistencia del humor. Siguieron intentando hacer reír a pesar de la guerra, del exilio, de la ocupación, de los campos de concentración. La vida seguía siendo un teatro. 

Y este libro, como comenta su autora en la introducción, analiza el contexto y ofrece testimonios de aquellos cómicos. Y, además, también retrata una historia "con  un comienzo suspendido en un tiempo remoto, sino sorprender al comediante en el momento de la relación compartida entre víctima y verdugo, persiguiendo los poderes y las perversiones de una carcajada que había estallado en Berlín para apagarse únicamente ante las cámaras de gas". 

Una interpretación de la vida para sobrevivir a pesar del dolor. Un libro que da valor a las impresionantes historias de  aquellos cómicos judíos que tenían que entretener a sus propios verdugos. Duro y perfectamente documentado. Con testimonios impresionantes y muchas situaciones de las que aprender.