La niña santa, un retrato costumbrista de la España del siglo pasado

Tan universal como la vida, tan conmovedora como la muerte. La niña santa (Algaida) es una historia sobre lo terrenal y lo divino que tiene como protagonista a Consuelito, una niña de cuatro años que vive un episodio en 1938, durante la Guerra Civil, que cambiará su vida y la de su familia, a la que salvó de un bombardeo. 

"1938. Justo después de la bomba, cae sobre ellos un silencio perfecto y desconcoido, tan puro que parece una sordera. Es este, sin duda, el sonido de la muerte: un ahora —¿qué día es hoy?— que se ha quedado mudo de manera fulminante. Madre, sin entretenerse ni siquiera en parpadear, intenta entender qué acaba de pasar, a qué se debe todo este sinsentido. Está absorta ante el horror". 

De la forma relatada comienza el prólogo de una ficción basada en hechos reales. De hecho, Consuelito es la abuela de Daniel Blanco Parra, el autor de una novela costumbrista que, de año en año, centrándose en un día de su vida, va narrando las andanzas de una niña a la que, tras lo que consideraron un milagro, empezaron a vestir con el hábito de la Inmaculada Concepción. Por eso empieza a conocérsele como la niña santa. 

Un recorrido por el siglo pasado español en busca de conceptos como la familia o la identidad, adentrándose en esa lucha entre lo terrenal y celestial de la protagonista. El retrato de un país a lo largo de los casi noventa años que vivió Consuelo. Dividido en tres claras partes –infancia, juventud y vejez, La niña santa es un homenaje, un motivo para hablar de las mujeres del ayer, una oportunidad para radiografiar la evolución (o involución) de una sociedad.