La autobiografía espiritual de Jesse Owens
Jesse, un autorretrato del atleta que derrotó al nazismo, uno de los deportistas más grandes de la historia mundial
Jesse (Ediciones Mensajero), un autorretrato de uno de los más grandes que ha dado la historia mundial del atletismo. Una autobiografía espiritual de Jesse Owens, con la colaboración de Paul Neimark, que permanecía inédita español hasta que ha aparecido esta edición que cuenta con la traducción de Jorge y José Manuel Burgueño. "Si toda vida merece ser recordada, algunas nos hacen palpar de manera especial la grandeza del ser humano y su capacidad de superación", apuntan en la introducción.
Tras la introducción nos encontramos con una pequeña cronología de la vida del atleta nacida en en 1913 en Alabama. En 1936 protagonizó esa imagen que sigue recordándose tantas décadas después. Un momento que se convirtió en un símbolo de la lucha contra el racismo y el poder de la raza aria que trataba de imponer Adolf Hitler. El Führer había organizado los Juegos Olímpicos de Berlín con la intención de demostrar al mundo la supremacía de los suyos, pero no contaba con ese atleta negro que ganó cuatro medallas de oro. Una gran gesta deportiva y un auténtico triunfo contra el racismo.
"A lo más que podíamos aspirar era a no morirnos de hambre", cuenta Owens en un primer capítulo en el que detalla cómo, sin saberlo, comenzó a rezar, se encontró con la oración como camino de la salvación, de la cura de las fiebres que le estaba dejando un bulto en el pecho. Tenía tan solo cinco años y mucho miedo. Pero en la oración encontró la inspiración para crecer en la vida.
De nuevo empecé a correr desesperadamente, dominado por los instintos de mi espíritu (sentía fluir la sangre aún más rápido). Llegué a una cuesta abajo, bajé corriendo al otro lado, jadeando, mirando a mi izquierda, a mi derecha. ¡Está en esa dirección!
JesseEl libro es una mirada interior, una reflexión compartida, un modo de vida, de lucha contra los avatares y circunstancias del destino. Un abrazo a la familia y a los amigos con los que compartió su fe y una llamada a ese Dios que entiende que no le falló en los momentos decisivos. Un ejemplo de superación, de no rendirse, para que las nuevas generaciones conozcan la fuerza de un atleta que demostró que, independientemente de la raza, se pueden alcanzar las metas soñadas.