Juan Gómez-Jurado: "Solo puedo decir que volveré a sorprender otra vez"

Uno de los escritores españoles que más vende habla con Más Leer sobre 'El Paciente', su último gran éxito literario

Recomendamos libros, pero también tras entrevistar a Juan Gómez-Jurado tenemos que recomendar personas. En este mundo que camina tan deprisa, siempre gusta encontrarse con alguien que vive despacio a pesar de contar historias con un ritmo vertiginoso. El autor de El Paciente, La leyenda del ladrón, El emblema del traidor, Contrato con Dios y Espía de Dios nos atiende mientras intenta poner algo de orden en su mudanza.

 Es de los escritores que más vende en los últimos años en esta España que nunca termina de reconciliarse con su marca literaria. Gómez-Jurado transporta a sus lectores a situaciones impensables. Lectura directa y sensorial. Sus historias llegan. Tal vez sea porque mientras imagina, compra el pan. Mientras que piensa en sus próximos personajes, acude al banco para pagar la última de las facturas. En una entrevista en 2008 dio a luz casi sin darse cuenta a su último éxito. Una novela trepidante sobre la que conversamos con Juan.

P - 'El Paciente' nos plantea el dilema de si estaríamos dispuestos a matar con tal de salvar a un hijo. ¿Se ha planteado muchas veces esta cuestión?

R - Yo creo que es un dilema por el que todos acabamos atravesando en algún momento de nuestras vidas. No hablo de uno tan extremo como en el que se encuentra David Evans en 'El Paciente', sino de lo que significa esa dicotomía tan grande y tan dura entre trabajo y familia. Al fin y al cabo, cualquiera de los lectores, llegado ese extremo, se acaba enfrentando en algún momento de sus vidas a esa cuestión. Todos, antes o después, acabamos desatendiendo las obligaciones familiares porque el trabajo nos lleva en una dirección tremendamente complicada y nos hace plantearnos esas cosas. David nos es una excepción.

P - Apuesta por el relato en primera persona, ¿cuánto de autobiográfico tiene el doctor Evans?

R - Creo que bastante. David tiene una relación muy difícil con su pasado. Yo también la tengo. De alguna forma hay un peso muy importante del cariño, del amor, de las decisiones erróneas que se toman atrás, que están influyendo en esas horas en las que tiene que decidir quién vive y quién muere. Ya no a través de la operación, sino en sus cuestiones morales. La voz de David es un poco la mía. Los dos aprendimos un poco el uno del otro. Mientras que nos relacionamos era como casi un ser vivo, que aparecía poco a poco desvelándose a través de las páginas del libro.

P - Ha comentado que tuvo que reescribir varias veces la novela. ¿Qué era lo que no le terminaba de convencer?

R - La intensidad. Si hay algo que gusta a los lectores es que 'El Paciente' es tremendamente vivo. Es empático y de alguna forma se sienten cada una de las páginas. Según vas pasando las hojas vas vibrando con los dilemas y las decisiones que tanto David como Kate tienen que tomar en cada uno de los capítulos. Los propios lectores están gritándole a los personajes que no hagas esto o haz lo otro. Es algo muy bonito, ya que de alguna forma sirve para vivir con esos protagonistas y con esos personajes esa pasión con la que ellos se están enfrentando a la historia.

P - ¿A quién es más fácil darle vida, al personaje bueno o al malo malísimo?

R - Todo es difícil. Cada uno en su punto y en su contraste tiene cosas que deben ser resueltas. Cada uno de los personajes tiene siempre algo del autor y de los problemas que arrastra o que le hacen configurar su visión del mundo. Hay que ponerse en la piel de cada uno de los personajes en cada momento para que luego sean los lectores los que perciban todas esas vivencias como reales. Siempre es difícil, tanto el bueno como el malo. Si tuviera que escoger el personaje que más me ha costado, creo que elegiría a Kate, que ha sido la más realista del libro, ya que cada una de sus decisiones ha sido dura. No solo las que tuvo que hacer para salvar a su sobrina, sino las que tuvo que hacer para renunciar al amor de su vida o lo que tiene que hacer por conseguirlo, que no se sabe si lo conseguirá o no.

P - Ya que deja esa aventura en el aire, ¿habrá segunda parte?

R - No puedo responder sin cargarme parte de la historia. Voy a eludir responder esa pregunta.

P - Regresando a la parte de los malos, en el epílogo comenta que "si te has bajado de internet esta historia me debes pasta". ¿Quién es más perverso el señor White o la piratería?

R - Todo el mundo sabe mi forma de pensar en este tema y soy extremadamente combativo en mis actitudes con los nuevos mercados digitales. Lo que intento reforzar de alguna forma son esos guiños que le hago a los lectores a través de la voz de David, que se parece a la mía. Es una broma a medias.

P - ¿Le ha molestado mucho que hayan insinuado que 'El Paciente' se parece mucho a una serie norteamericana?

R - En una entrevista en el año 2008 me preguntaron sobre una historia que fuese espectacular y muy movida. Respondí un poco como a vuela pluma contando el argumento de 'El Paciente'. A esto no le di mucha importancia, aunque al final aquello se acabó convirtiendo en esta novela. En una entrevista como la de hora surge una chispa. Estamos hablando de cinco años antes de que se estrenase esta serie de televisión. Me resulta curioso o simpático que alguien tuviera una historia parecida, aunque luego se desarrolló de una forma distinta. A mí, personalmente, no me gustó una serie que ya ha sido cancelada. Creo que no hacía honor a la premisa.

P - Por cierto, ¿le seduce o le inquieta que se haya vendido la adaptación cinematográfica de su novela?

R - No me inquieta en absoluto. Me parece algo fantástico, estupendo y maravilloso. Otra cosa es que me pueda implicar o no, que es algo que no entra dentro de mi influencia. Eso serán otros los que se encarguen de pelearlo, trabajarlo y darse bofetadas con la idea. A un escritor le hace siempre ilusión que las ideas que han germinado de su cabeza se acaben convirtiendo en una historia de masas. Si tengo que escoger entre las dos opciones, me quedo con la seducción.

P - La película puede cambiar o destruir el concepto del libro...

R - Creo que 'El Paciente' está muy cerca del lenguaje cinematográfico, aunque luego todo lo que tiene que ver con las emociones y sensaciones son cinematográficas en apariencias. Lo que se transmiten son impulsos al lector, impulsos que poco tienen que ver con lo cinematográfico y sí mucho con una emoción pura. Encontrar ese equilibrio para un cineasta puede ser complicado, pero hay muchos que pueden hacer auténticas maravillas con esta historia. De todas formas, no es algo que me preocupa.

P - ¿Y le preocupan cifras como los cinco millones de lectores o las adaptaciones de sus novelas a 40 países? ¿Le marean los números?

R - Es una cosa en la que intentas pararte lo menos posible. En el momento en el que te paras a pensarlo es cuando tienes el problema. Es algo que intento ignorar. Trato de ir día a día e ir a comprar el pan y encargarme de las cosas cotidianas. Intento ser una persona normal y corriente, y que luego el trabajo discurra por los lugares que tenga que discurrir. No me obsesiona ni para bien ni para mal.

P - Curiosamente, tras finalizar 'El Paciente' tuvo que necesitar de atención médica. ¿Se hubiera dejado atender por el doctor Evans?

R - Por suerte no tuve un tumor cerebral y sí una neumonía muy fuerte. Acabé ingresado en un hospital tras haber escrito una novela que estaba ambienta en parte en un hospital. Es curioso, pero a veces la vida imita a la ficción y tiene sus curiosidades. Ahora que estoy recuperado puedo reírme de aquello.

P - ¿Enfermó por ese desgaste de la escritura, por el vacío que le queda al escritor tras llegar al final de la obra?

R - Lo que pasa es que en anteriores episodios, ya que estamos hablando de series y cine, no me había pasado esto, por lo menos no de una forma tan agudizada. Bien es cierto que fue terminar de escribir 'La leyenda del ladrón' y en el plazo de un mes empezar a escribir 'El Paciente'. Me estaban ardiendo las manos. Cuando estaba terminando 'Leyenda' necesitaba contar esta historia. Empecé en octubre de 2011 hasta el verano del año pasado, que fue cuando la acabé. Creo que todo fue un poco por estar tantos años sin vacaciones. Ahora me lo voy a intentar tomar con un poco de más calma. Y lo digo cuando estoy en mitad de una mudanza con los papeles de mis ideas que empezaré dentro de una semana o volveré a retomar lo que estoy escribiendo ahora.

P - ¿Qué será lo próximo tras el giro tan grande de las dos últimas novelas?

R - Solo puedo decir que volveré a sorprender otra vez. No será nada de lo que pueda esperarse. Y esta vez más que nunca. Pero lo dejamos ahí. No puedo decir nada más.

Un auténtico superventas

Juan Gómez Jurado nació en Madrid en 1977. Es licenciado en Ciencias de la Información y ha colaborado en numerosos medios de comunicación. Desde su aparición en el mundo literario, sus libros se auparon a los primeros puestos de las listas de venta. Espía de Dios ha conquistado a más de un millón y medio de lectores, mientras que El emblema del traidor ha estado tres años seguidos en el top de ventas de libros digitales.

Por: Rubén Guerrero
Fecha: 20-01-2014