Historia, ficción, poesía y 'Trieste'
De los libros que llevamos hasta el momento analizados (13 en total) en nuestro especial sobre el Holocausto, el título que vamos a comentar a continuación tal vez sea el que posea una mayor complejidad narrativa de todos los reseñados.
Trieste, de la escritora croata Dasa Drndic, es un todo en uno: es historia, es poesía, es memoria, es ficción, es investigación y es parte de un estilo narrativo muy particular y personal, con expresiones casi inventadas por la autora y que pone en valor el trabajo de traducción de una obra que ha sido editada por Automática. Una edición, por cierto, muy cuidada y con un estilo sobrio y elegante.
La complejidad reside en el estilo de la autora, en la forma de proyectar esta ficción documentada. Trieste no es precisamente un libro de fácil lectura por esa composición y estructura narrativa. Desconcertante en ocasiones, en las que hay que pararse y regresar atrás, para retomar el hilo conductor de la historia. El lenguaje made in Drndic tampoco ayuda mucho en este sentido, pero forma parte de la riqueza y la peculiaridad de este libro.
El libro carece de un estilo definido y son constantes los giros narrativos. Los numerosos saltos alejan el relato de lo que podría asemejarse a una crónica histórica, aunque la historia es esencia de Trieste.
El hecho de encontrarnos ante una obra especial y diferente lo podemos encontrar por ejemplo en las más de 35 páginas en las que se recogen los nombres de los cerca de 9.000 judíos que fueron deportados de Italia o asesinados en el país transalpino o en alguno de los países ocupados entre 1943 y 1945. A esto también se le suman varias páginas en las que aparecen los datos biográficos de algunos de los miembros de Aktion T4 1943, oficiales de las SS que fueron trasladados a Trieste y sus alrededores.
A sus 83 años, Haya Tedeschi está esperando en Gorizia (norte de Trieste, en la frontera entre Italia y Eslovenia) al hijo que le robaron de un carrito 62 años atrás. Ella es la protagonista de esta historia que está ilustrada con imágenes de algunos personajes y lugares reales que forman parte del relato. Mapas y árboles genealógicos intentan aportar más información a este libro que también incluye transcripciones íntegras de los juicios de algunos de los culpables del Holocausto y declaraciones de los testigos.
Sin dramatizar en exceso los recuerdos de un pasado trágico grabado a fuego por la barbarie nazi, la autora tiene la gran capacidad de mover magistralmente en tiempo y situaciones a sus personajes. Drndic acaricia el terror con el recuerdo e interactúa con un lector al que hace partícipe directo de la historia con las preguntas que lanza.
Aunque hay que detenerse a veces para comprender, también tiene su importancia la pausa para mirar hacia atrás por el retrovisor del tiempo y ponerse de esta forma en la piel de la protagonista, y en el de la autora.
La poesía también está muy presente en Trieste, donde aparecen menciones a autores como Hemingway, Borge, Umberto Saba o Pound y encontramos textos poéticos. De hecho, el final acaba con poesía. Otro punto que acentúa el carácter peculiar de esta historia demoledora, a la vez que desesperante en ocasiones, y devastadora.