Segundas partes sí son buenas con Matilde Asensi
La espera ha merecido la pena. El regreso del Catón ha cumplido con la expectativa que tenía tras anunciarse que Matilde Asensi regresaba a la escena para revivir el espíritu de El último catón.
Han pasado casi quince años entre novela y novela. Quince años en los que las percepciones de los lectores van cambiando, evolucionando, adaptándose a los nuevos tiempos. Quince años dan para mucho. O para casi nada.
Aunque Ottavia y Farag ya están casados y llevan una vida relativamente tranquila dando clases en la Universidad de Toronto, parece que fue ayer cuando estaban buscando la tumba de Constantino. Con casi quince años menos, aquella aventura nos cogió a todos más jóvenes, más dinámicos y más intrépidos.
Pero aunque ha pasado el tiempo, Asensi ha logrado que sigamos igual de lanzados por acompañar a los personajes por una historia que, personalmente, me ha fascinado. Las novelas vinculadas a los orígenes de Jesús de Nazaret ya tienen un punto especial de atracción para un servidor que, en este caso, aumentaba por conocer ya la capacidad narrativa de la autora en la historia anterior.
El regreso del Catón ha sido precisamente eso, un regreso para los lectores. Una vuelta al pasado, a encontrarnos con esos personajes que dejaron su huella y que ahora nos traen unas nuevas aventuras. Como siempre existe la maldición de los refranes y el temor a que segundas partes no fuesen buenas, tengo que confesar que comencé el relato con cierto miedo a que no sólo me decepcionase este nuevo libro sino que incluso tirase por tierra la percepción que tenía de El último catón.
No voy a profundizar en la trama para evitar spoilers, pero a buen seguro que los giros que ofrece Asensi, así como la línea de continuidad de la historia, serán del gusto de un lector que revivirá momentos con este esperado y ansiado regreso.