Dos años son clave en el transcurrir de la novela. Por un lado, 1999, año en el que desaparece Macarena Montiel de forma repentina. Poco después de los hechos, su marido vende la casa donde pasaron juntos el verano. 

Una década después, en 2009, Celia acaba de llegar a su casa de la playa como cada verano. Pero en esta ocasión todo es diferente. La empresa de su padre se encuentra en una situación crítica, al borde del cierre y sus padres no paran de discutir, algo que atormenta a una Celia que se siente en parte culpable de todo lo que está sucediendo. En su casa empiezan a ocurrir cosas muy extrañas que la conducirán hasta un misterio desconocido: la antigua propietaria de la casa desapareció al poco de decidir separarse de su marido. El último sitio en el que se la vio con vida fue en esta casa de la playa. 

Así comienza...

"Algo temblorosa, intentando contener su acelerada respiración, se atrevió por fin a descorrer las cortinas de su habitación y asomarse por la ventana. Estaba empezando a amanecer y sobre la calle caía una desquiciante tranquilidad. Desde allí no podía ver el mar, pero escuchaba sus movimientos; un sonido que no dejaba de repetirle que allí estaba, a pocos metros de distancia, escondido tras la hilera de casas de playa que quedaba justo enfrente. Lo imaginaba también despertando, tímidamente, sereno, en calma, tranquilo. Como si no hubiera sido testigo de algo horrible durante la noche...".