El Premio Internacional de Ensayo Caballero Bonald recae en Félix de Azúa
Ya se conoce el fallo del Premio Internacional de Ensayo Caballero Bonald, que ha recaído esta edición en la obra Autobiografía de papel, de Félix de Azúa, publicada por la editorial Mondadori.
Esta obra ha sido elegida entre el centenar de ensayos presentados por un jurado reunido en la Casa de América de Madrid, y compuesto por Victoria Camps, José-Carlos Mainer, José Ma Pozuelo Yvancos, Fernando R. Lafuente, Santos Sanz Villanueva y Fernando Domínguez Bellido, quien representa a la Fundación Caballero Bonald, y actúa como secretario sin voto.
El jurado del Premio Caballero Bonald ha manifestado en la rueda de prensa posterior al fallo: "Este libro es una reflexión estética a partir de la experiencia autobiográfica que, a la vez, constituye un provocativo balance de la historia cultural española desde finales del franquismo. Resaltan su mirada subjetiva e independiente, y la expresividad de un estilo cargado de ironía y emociones".
Convocado por la Fundación Caballero Bonald, con la colaboración del Ayuntamiento de Jerez, y con el patrocinio de la Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes y de Banco Santander, a través de su División Global Santander Universidades, el Premio Internacional de Ensayo Caballero Bonald se concede anualmente al libro de ensayo que,en opinión del jurado, destaque entre los publicados durante el año anterior en cualquierl ugar del mundo, en cualquiera de las lenguas oficiales del Estado español. Su dotación económica asciende a 20.000 €.
El autor:
Félix de Azúa: Licenciado en Filosofía y letras y doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona. Iniciada ya su carrera literaria, a principios de los años setenta, como consecuencia del cierre de las facultades universitarias a raíz de los sucesos de 1969, se traslada a París, donde compagina los seminarios universitarios con el ambiente de las tertulias en el Barrio Latino. En los años ochenta inicia la docencia universitaria en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de Zorroaga (San Sebastián) y luego en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Cataluña, donde obtiene la plaza de catedrático en Estética y Teoría de las Artes.
Fue director del Instituto Cervantes de París entre 1993 y 1995. Es colaborador habitual de los diarios El País y El Periódico de Catalunya, como columnista, articulista y agitador cultural. En su trayectoria poética se lo vinculó inicialmente a la generación de los «novísimos», junto a poetas como Pere Gimferrer, Vicente Molina Foix, Leopoldo María Panero, Guillermo Carnero o Ana María Moix, aunque enseguida renegó de su oficio exclusivo de poeta.