Desierto sonoro, un viaje de viajes sobre la vida
La escritora mexicana Valeria Luiselli es la autora de una novela reflexiva que trata el tema de los niños que migran desde Centroamérica a Estados Unidos.
Una hija, un hijo y unos padres que comienzan un viaje por Estados Unidos. En apariencia, algo cotidiano y muy normal. Pero los hijos son de parejas anteriores, los padres están en crisis y el viaje es de ida, con punto de partida emocional pero sin un destino emocional definido. En lo geográfico, la familia marcha desde Nueva York hasta Arizona. Un viaje de viajes sobre la vida, con reflexiones sobre el mundo en el que vivimos y con temas muy sensibles como el de los niños que migran desde Centroamérica al país norteamericano. Todo ello con el español más hablado como vehículo conductor.
Valeria Luiselli (en la imagen) es la autora de Desierto sonoro (Sexto Piso), una novela que recorre pasajes desconocidos de Estados Unidos al mismo tiempo que se aproxima al paisaje interior de los protagonistas. Nos encontramos ante una gran reflexión sobre la vida, la nuestra, la de la gente que nos rodea, la de este mundo que camina tan deshumanizado. Las consecuencias familiares de un viaje como el que se narra en la novela quedan retratadas en una historia conmovedora.
Un nuevo clásico que rompe moldes... En manos de Luiselli, la novela se vuelve verdaderamente innovadora: eléctrica, elástica, sugerente y original
The New York TimesEl desierto es un punto de unión. Por el desierto caminan esos niños que buscan un mundo mejor y al desierto también llegaron esos guerreros apaches sobre los que está documentándose el padre de familia. La madre, también documentalista, está centrando su último trabajo en esa desesperación de los niños que intentan cruzar la frontera por México.
Y entre esas historias, entre sonidos y recuerdos, imágenes que quedan inmortalizadas, tanto con la cámara familiar como con la experiencia existencial. Letras que se van grabando en un libro que marcará al lector que se acerque a sus páginas. Lugares que quedarán enmarcados en este recorrido por un paisaje sonoro y literario del que será difícil salir. Tal vez cueste entrar y encontrar el orden en la estructura, pero una vez tomado el pulso a la narración -contada a dos voces- será agradable realizar este interesante viaje literario.
Así comienza...
Bocas abiertas al sol, duermen. Niño y niña: frentes perladas de sudor, cachetes colorados, hilos de baba seca. Ocupan toda la parte de atrás del coche -extendidos, despatarrados, rotundos, plenos-. Desde el asiento del copiloto me volteo para mirarlos cada tanto, y luego sigo estudiando el mapa. Avanzamos rumbo a la periferia de la ciudad con la lava lenta del tráfico, que se mueve por el puente George Washington para disolverse, más adelante, en la autopista. Un aviión sobrevuela y deja una cicatriz blanca en el paladar azul del mediodía. Mi marido, al volante, se ajusta el sombrero y se seca la frente con el dorso de la mano".