
Cómo las pantallas impactan en el desarrollo en la infancia y la adolescencia
Cerebro y pantallas, un libro de María Couso, creadora de PlayFunLearning
¿Por qué nos gustan tanto las pantallas? ¿Estamos creando analfabetos emocionales desde la cuna? ¿Cómo está cambiando la comunicación? Estas y otras más preguntas son abordadas por María Couso en Cerebro y pantallas (Editorial Destino). En esta obra, la creadora de PlayFunLearning aborda el impacto que las pantallas tienen en el desarrollo cognitivo de niños y adolescentes.
Con un enfoque basado en la neuroeducación, la autora analiza cómo la exposición temprana y descontrolada a dispositivos digitales puede afectar la atención, la motivación y la interacción social. A partir de estudios científicos y experiencias personales, plantea la necesidad de repensar el uso de la tecnología en la infancia y la adolescencia.
Cerebro y pantallas explora las razones por las que las pantallas resultan tan atractivas y cómo activan el circuito de recompensa del cerebro, generando una dependencia que altera la forma en que los jóvenes perciben el mundo. Se profundiza en el efecto de la dopamina, un neurotransmisor clave en la sensación de placer y motivación, y se explica cómo su liberación constante puede provocar cambios en la conducta, reduciendo la capacidad de disfrute ante estímulos cotidianos.

Uno de los aspectos centrales del libro es el análisis de la relación entre pantallas y atención. Couso describe cómo la velocidad de los contenidos digitales, junto con la inmediatez de las recompensas en videojuegos o redes sociales, afectan la capacidad de concentración y de procesamiento de información. Se argumenta que la sobreestimulación digital puede dificultar el desarrollo de la memoria de trabajo y otras funciones ejecutivas esenciales en el aprendizaje.
El texto también advierte sobre el impacto de la tecnología en la educación y la interacción social. La autora señala que la digitalización en las aulas, lejos de ser siempre una herramienta de mejora, puede generar una dependencia de estímulos externos para el aprendizaje, reduciendo la motivación intrínseca de los estudiantes. Además, reflexiona sobre la transformación en la comunicación interpersonal y la pérdida de habilidades sociales debido al uso excesivo de dispositivos móviles.
Uno de los capítulos más contundentes del libro se centra en la exposición de los niños a contenidos inapropiados, como la pornografía y la hiperestimulación en redes sociales. La autora expone cómo el acceso a estos contenidos sin una regulación adecuada puede generar distorsiones en la percepción de la realidad y en la construcción de la identidad de los menores, afectando su bienestar emocional y social.
También aborda el problema del sueño y cómo el uso de pantallas antes de dormir interfiere en la producción de melatonina, alterando los ritmos circadianos y provocando problemas de descanso. Se advierte que la falta de sueño en la infancia y la adolescencia tiene consecuencias directas en el rendimiento escolar, la regulación emocional y la salud física, lo que convierte este aspecto en una cuestión de salud pública.
A lo largo del libro, se presentan numerosos ejemplos y estudios científicos que respaldan las afirmaciones de la autora. Se resalta la importancia de un uso equilibrado de la tecnología y se plantean estrategias para reducir la dependencia digital. Entre ellas, se incluyen recomendaciones para fomentar la autorregulación, limitar el tiempo de exposición y priorizar actividades que favorezcan el desarrollo cognitivo y emocional.
El tono de la obra es divulgativo, pero mantiene un rigor científico que permite comprender con claridad los efectos de la tecnología en el cerebro. Couso evita el alarmismo y apuesta por una reflexión fundamentada en la evidencia, apelando a la responsabilidad de las familias, los educadores y la sociedad en general. Su enfoque no es tecnofóbico, sino que enfatiza la necesidad de un uso consciente y saludable de las pantallas.
Hacia el final del libro, se ofrecen recomendaciones prácticas para familias y docentes, con pautas concretas sobre cómo gestionar el tiempo de pantalla, promover la lectura y el juego sin dispositivos, y fomentar el pensamiento crítico ante los contenidos digitales. Se insiste en la necesidad de acompañamiento y educación digital en lugar de prohibiciones absolutas, subrayando el papel de los adultos en la construcción de hábitos saludables.
Cerebro y pantallas es un libro fundamental para comprender cómo la tecnología está moldeando el desarrollo de las nuevas generaciones. Con una combinación de análisis científico, casos reales y propuestas concretas, María Couso ofrece una herramienta valiosa para quienes buscan equilibrar el uso de dispositivos digitales con un desarrollo cognitivo y emocional saludable en niños y adolescentes.